Por: Rafael Novoa Pupo
Tras el triunfo de 1959, uno de los grandes males que arrastraba la sociedad cubana, a causa de los gobiernos anteriores, era el alto índice de analfabetismo. El tercer año de la Revolución, fue decisivo en ese sentido. Iniciada el 1 de enero de 1961, la Campaña de Alfabetización fue una de las batallas más importantes ganadas por el gobierno y el pueblo cubano en general.
La Campaña evidenció que la alfabetización de un pueblo, tanto como el hecho educativo mismo, es un acontecimiento cuyo éxito depende de la participación masiva y unánime de todas las organizaciones existentes y de todos los sectores de la población, sin descuidar su aspecto técnico organizativo. Así, el 22 de diciembre de ese año, Cuba es declarada territorio libre de analfabetismo.
El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, mayor artífice de la hazaña, expresó ese día en la concentración celebrada en la Plaza de la Revolución José Martí: “Vamos a proceder a izar la bandera con la que el pueblo de Cuba proclama ante el mundo, que Cuba es ya Territorio Libre de Analfabetismo”.
Seguidamente añadió: «Cuando se dijo que Cuba iba a liquidar el analfabetismo en el sólo término de un año, aquello parecía una afirmación temeraria, aquello parecía un imposible… hubiera sido una tarea imposible para cualquier pueblo del mundo, salvo que esa tarea se la planteara un pueblo en revolución. Sólo un pueblo en Revolución hubiese sido capaz de desplegar el esfuerzo y la energía necesarias para llevar adelante tan gigante propósito. La victoria contra el analfabetismo en nuestro país se ha logrado mediante una gran batalla, con todas las reglas de una gran batalla.»
En 1981, en el acto de graduación de 10 658 egresados del Destacamento Pedagógico Universitario «Manuel Ascunce Domenech», en el polígono de Ciudad Libertad, afirmó: “La lucha por la calidad se gana fundamentalmente en la escuela, en la capacidad del director y del maestro por movilizar a la familia y a la comunidad en el cumplimiento de los objetivos de la educación; en ganar el apoyo de los consejos de escuela y de las organizaciones juveniles y de masas; en lograr que alumnos y trabajadores conozcan sus deberes, en exigir el cumplimiento de esos deberes y en tener moral suficiente para exigir. La calidad se debe expresar en el resultado de la enseñanza y de la educación”.
Años más tarde y a treinta años del fin del analfabetismo en Cuba, en el acto por el XXXV Aniversario de la Campaña de Alfabetización, efectuado en el Teatro «Lázaro Peña», 22 de diciembre de 1996, Fidel reconoció también: “Un día habrá que levantarles un monumento a los educadores, como habrá que levantarle un monumento gigantesco a todo el pueblo, aunque no se pueda hacer el monumento que merecen de piedra, o de mármol, o de acero. Hay algo más duro que todo eso y más duradero, porque un monumento material puede ser destruido, lo que no podrá ser destruido jamás es la página de la historia que ustedes han escrito”.
Felicidades a todos los educadores de Cuba, esos que todos los días se levantan temprano, para dar su instrucción cargada de educación a las jóvenes generaciones, esos que todos los días dejan detrás sus problemas familiares y personales, esos que están obligados a ser ejemplos, esos evangelios vivos, a esos hay que levantarles un gigante monumento. FELICIDADES. (Con información de Cubadebate y Ecured).