La Operación Verdad

Por: Belkis Niebla López

El 21 de enero de 1959 más de un millón de cubanos se concentró frente al Palacio Presidencial para demostrar su apoyo a la Revolución y como expresión de su rechazo a la campaña mediática contra la aplicación de la justicia revolucionara a los crímenes de guerra. Allí estaban 380 periodistas venidos de América Latina y Estados Unidos.

Desde las primeras intervenciones que Fidel Castro realizó tras producirse la victoria de la Revolución definió la gran significación que le atribuyera a la presencia y labor del pueblo para garantizar el desarrollo y defensa del proceso revolucionario.

Aquel acto ha pasado a la historia como el inicio de lo que se conoce como Operación Verdad. Ante los reunidos, el líder histórico de la Revolución cubana Fidel Castro denunció la campaña difamatoria contra la mayor de las Antillas, la que calificó como “la más infame, más criminal y más injusta que se ha lanzado contra ningún pueblo”. Al tiempo, resaltó el trato justo que daba el Ejército Rebelde a los prisioneros del ejército enemigo.

Entonces expresó: “Imaginad, señores periodistas de todo el continente, señores representantes diplomáticos acreditados en Cuba, imaginad un inmenso jurado, imaginad un jurado de un millón de hombres y mujeres de todas las clases sociales, de todas las creencias religiosas, de todas las ideas políticas. Yo le voy hacer una pregunta a ese jurado; yo le voy hacer una pregunta al pueblo. Los que estén de acuerdo con la justicia que se está aplicando, los que estén de acuerdo con que los esbirros sean fusilados, que levanten la mano”.

La multitud levantó sus manos. Ante el gesto unánime, respondería Fidel: “Señores representantes del cuerpo diplomático, señores periodistas de todo el continente, el jurado de un millón de cubanos de todas las ideas y de todas las clases sociales, ha votado”.

“Los que sean demócratas, los que se llaman demócratas, les digo que eso es democracia, eso sí es respetar la voluntad del pueblo. Los que sean demócratas, o los que quieran presentarse como demócratas, que respeten la voluntad de los pueblos.”

Desde aquel momento y para prevenir las consecuencias de cualquier atentado contra su vida, planteó que le iba a proponer a la Dirección del Movimiento 26 de Julio que designara al entonces Comandante Raúl Castro como segundo jefe de esa agrupación. Y no porque fuera su hermano –particularizó Fidel-, sino porque lo consideraba con las suficientes cualidades para sustituirlo en el caso de que él pudiera morir en la lucha. Preguntó a la multitud si Raúl pudiera sustituirlo, y con aclamaciones, el pueblo respondió que sí.

Al día siguiente, el 22, en el salón Copa Room del hotel Havana Riviera, Fidel destacó cómo en pocas horas se logró organizar “la conferencia de prensa más grande del mundo”. (Con información de Radio Enciclopedia, periódicos Granma y Juventud Rebelde).