Nuevas viviendas en el poblado de Manaca-Iznaga

Por: Ana Martha Panadés Rodríguez

Elsa Cruz Borges es una de las trinitarias beneficiadas por el programa de construcción de viviendas. Residente en la comunidad de Manaca-Iznaga, disfruta cada espacio de su nuevo hogar concluido pese a los contratiempos impuestos por la COVID-19 y sus efectos en la economía cubana.

“Mi nueva casa es muy confortable- su voz llega desde la línea telefónica y percibo su emoción-, tiene portal, sala, cocina- comedor, dos cuartos y un baño; todo es muy bonito, le doy las gracias al Gobierno y sobre todo a los compañeros de la Oficina del Conservador de la Ciudad que trabajaron duro para concluirla”.

Elsa recuerda las malas condiciones de su antigua vivienda, “cuando llovía todo se mojaba”-confiesa ahora, mientras no esconde su regocijo y cuenta cómo desde que comenzó el movimiento de tierra estuvo al tanto de los trabajos y de los constructores, quienes siempre contaron “con su merienda y su agua fría”.

Como ella, otras nueve familias de ese poblado, situado en las inmediaciones de la carretera entre Trinidad y Sancti Spíritus, agradecen la voluntad del gobierno local para garantizar la secuencia en la ejecución de las labores, a cargo de la Oficina del Conservador de la Ciudad y el Valle de los Ingenios responsable de financiar el proyecto y ejecutar la obra a través de su empresa constructora.

El proyecto integrador, diseñado para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de ese asentamiento, prevé la terminación en esta fase de 12 viviendas prefabricadas del Sistema Sandino, con cubiertas de viguetas y tabletas, sobre las cuales descansan tejas criollas. Resalta además la distribución espacial de sus habitaciones lo cual aporta una buena ventilación e iluminación.

A partir de la composición de los núcleos familiares de los moradores se hizo la entrega de las viviendas: dos de un dormitorio, dos de tres y el resto de dos cuartos.