Bonifacio Byrne, el poeta de la Bandera

Por: Rafael Novoa Pupo

Sonetista por su poética estilística, Bonifacio Byrne nace en Matanzas el 3 de marzo de 1861, y en esa misma localidad realiza sus estudios primarios. Desde la adolescencia manifiesta una inclinación por la literatura, y en sus inicios las letras de sus poemas tenían un alto contenido de la poesía modernista. Sin embargo, después de los inicios de la guerra organizada por José Martí, da un giro en sus contenidos líricos, y enfila a una poética a favor de su pueblo en la lucha por su independencia de la corona española.

En 1890 fundó los periódicos La Mañana y La Juventud Liberal y en 1893 publicó su primer libro de versos. Luego en 1896, al publicar sus sonetos en ocasión del fusilamiento de Domingo Mejía las autoridades españolas se sintieron molestas con él, y tuvo que emigrar a los Estados Unidos. En el exilio se dedicó a labores separatistas y fundó en Tampa, el Club Revolucionario, del cual fue secretario. Durante su estancia en esa ciudad floridana trabajó como lector de tabaquerías y colaboró en Patria, El Porvenir y en El Expedicionario.

En 1897 en pleno exilio publicó otro poemario titulado Efigies, Sonetos patrióticos, cuyos honorarios entregó por completo a la causa independentista cubana. Ya en el espíritu del poeta se imponía una tendencia hacia la poesía de tema patriótico, más épica según el entorno en el que se desarrolló su vida.

Efigies es en propiedad una colección de sonetos, en la cual se destacan poemas dedicados, entre otros, a Carlos Manuel de Céspedes, José Martí, Máximo Gómez, los Maceo, Ignacio Agramonte y Calixto García.

En esos versos, calificó al Apóstol de “Heroico paladín de un pueblo triste”, que en su lucha esgrimió “la razón, la justicia y el derecho”, y al Generalísimo lo llamó “émulo de Bolívar”.

Desde la edición y gran acogida de su poemario Efigies en 1897, a este autor patriota y esforzado por la libertad de su país,se le considera, como uno de los poetas más importantes de la guerra cubano-española.

Cuando finaliza la “Guerra Necesaria” en agosto de 1898, llamada así por el Apóstol José Martí tras la oportunista entrada de Estados Unidos en el conflicto, regresa Bonifacio Byrne a Cuba.

Durante el período republicano Bonifacio fue secretario del Gobierno Provincial de Matanzas y de la Superintendencia Provincial de Escuelas. En 1909 fundó el periódico El Yucayo y colaboró en otras publicaciones.

Fue declarado Hijo Eminente de Matanzas en 1915. Ese mismo año se trasladó a Nueva York para reponer su quebrantada salud. Obtuvo galardones poéticos en los Juegos Florales de Sancti Spíritus en 1916 y luego en Matanzas en 1934. Fue miembro fundador del Grupo Índice en 1935. Además fue socio correspondiente de la Academia Nacional de Artes y Letras.

Un gran número de sus composiciones poéticas quedaron sin ser publicadas o agrupadas en una bien merecida antología. Raimundo Lazo lo llama “El último poeta patriótico de los tiempos coloniales”.

Quizás su poesía más conocida fue “Mi bandera”, compuesta por el autor al regresar a Cuba después de terminada la Guerra Hispano-Americana, y en ella expone su pena frente al incierto futuro de Cuba, ahora amenazada por una bandera extranjera, la de Estados Unidos, que él pudo ver desde el barco en que entraba en la bahía de la Habana, izada en la fortaleza del Morro junto a la bandera cubana.

Al volver de distante ribera,

con el alma enlutada y sombría,

afanoso busqué mi bandera

¡y otra he visto además de la mía!

¿Dónde está mi bandera cubana,

la bandera más bella que existe?

¡Desde el buque la vi esta mañana,

y no he visto una cosa más triste… !

Con la fe de las almas austeras,

hoy sostengo con honda energía,

que no deben flotar dos banderas

donde basta con una: ¡la mía!

En los campos que hoy son un osario

vio a los bravos batiéndose juntos,

y ella ha sido el honroso sudario

de los pobres guerreros difuntos.

Orgullosa lució en la pelea,

sin pueril y romántico alarde;

¡al cubano que en ella no crea

se le debe azotar por cobarde!

En el fondo de obscuras prisiones

no escuchó ni la queja más leve,

y sus huellas en otras regiones

son letreros de luz en la nieve…

¿No la veis? Mi bandera es aquella

que no ha sido jamás mercenaria,

y en la cual resplandece una estrella,

con más luz cuanto más solitaria.

Del destierro en el alma la traje

entre tantos recuerdos dispersos,

y he sabido rendirle homenaje

al hacerla flotar en mis versos.

Aunque lánguida y triste tremola,

mi ambición es que el Sol, con su lumbre,

la ilumine a ella sola, ¡a ella sola!

en el llano, en el mar y en la cumbre.

Si deshecha en menudos pedazos

llega a ser mi bandera algún día…

¡nuestros muertos alzando los brazos

la sabrán defender todavía!…

El poema “Mi bandera” se considera una las grandes elegías a la patria, y hoy resulta de las más conmovedoras letras enarbolada por los cubanos en defensa de la libertad y la independencia. (Con información de Radio Mambí y Radio Enciclopedia).