Por: Ana Martha Panadés Rodríguez
La celebración esta vez del día del trabajador de la hotelería y el turismo este cuatro de marzo coincide con la batalla que libramos en Cuba contra la COVID-19, la pandemia que puso a la humanidad de cabezas y ha alejado de esta isla caribeña y turística a cientos de visitantes foráneos.
En Trinidad, uno de los destinos mejor posicionados, se extraña la ausencia de viajeros de medio mundo caminando por sus calles, enamorados de noches bohemias y viviendas coloniales, de sus playas, el valle y la montaña. A estos atractivos se suma la profesionalidad y sentido de pertenencia de los trabajadores que integran este sector decisivo para la generación de ingresos y la economía del país.
A casi un año de reportarse en el país los primeros pacientes positivos al nuevo coronavirus, precisamente tres turistas italianos hospedados en un hostal de la ciudad, muchos de los hombres y mujeres que integran el gremio encontraron nuevas oportunidades para aportar en una batalla por la vida, pero también por el progreso económico de la nación.
Algunos permanecieron en sus puestos de labor custodiando bienes, mejorando el confort de las instalaciones, prestando servicios cuando ha sido posible; otros respondieron al llamado de apoyar nuevas tareas como la campaña antivectorial, la producción de alimentos en organopónicos y huertos agrícolas.
Entre las hazañas que habrá que contar está la protagonizada por un grupo de trabajadores de los hoteles Village Costasur, Ancón y Trinidad del Mar que integraron la brigada Elpidio Sosa, responsabilizada con las labores de higienización en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, (IPK), en La Habana.
Ellos sintieron temor, como cualquier ser humano, pero la valentía de estos hombres y mujeres radica en la voluntad de superar los miedos y llegar hasta la misma zona para limpiar, pero también para compartir una palabra de aliento con los enfermos. Sus vivencias llegaron a través de imágenes, testimonios periodísticos, de los mensajes multiplicados en las redes sociales.
Los trabajadores del sector no estatal también se suman a las acciones de higienización en los centros de aislamiento y se aferran a nuevas alternativas para generar ingresos sin renunciar a proyectos personales y familiares. Se extraña el festín de aromas y sabores en los paladares, las ofertas de artesanía, los paseos en autos de alquiler, la vitalidad de esta urbe, una de las más turísticas de Cuba.
La solidaridad y el compromiso han distinguido siempre a los hombres y mujeres que integran uno de los sectores más impactados por la emergencia sanitaria, pero que apuesta por la diversificación de opciones y calidad en los servicios. Trinidad superará este reto con las buenas energías de todos los que la soñamos como ciudad cosmopolita y hospitalaria.