Vilma Espín, símbolo de las Marianas de la patria

Por: Rafael Novoa Pupo

La trayectoria de la mujer cubana adopta rasgos distintivos en cada época histórica, y como expresión de la actitud asumida en beneficio social. Por ellos se distingue la vida y obra de Vilma Lucila Espín Guillois, al ocupar por derecho propio un espacio excepcional en la historia de la patria.

Este 7 de abril, cumpliría Vilma 91 años. Había nacido un 7 de abril de 1930 en la heroica y hospitalaria Santiago de Cuba. Clandestina con su nombre, Deborah, guerrillera en la Sierra Maestra y protagonista indiscutible de la Revolución hasta el final de su vida física, presidió la Federación de Mujeres Cubanas eternamente, como dicen las federadas. Las batallas de Vilma por los derechos de las féminas y la infancia fueron fundamentales para conseguir los plenos derechos de las mujeres en la nueva sociedad revolucionaria.

Con su sonrisa, sus delicados modales, su serenidad y ecuanimidad, Vilma imprimieron un sello de admiración en el corazón de cada mujer Vilma creó los Círculos infantiles, implementó la educación sexual integral en las escuelas, y el código de familia para proteger a la infancia. También se preocupó por la mejora de la alimentación.

Fue una referente feminista ante los movimientos de mujeres en Nuestra américa y el mundo. Recordar a Vilma es seguir luchando por todas las reivindicaciones que nos quedan por conseguir a las mujeres, no sólo en Cuba, sino en el resto de los territorios.

Vilma nos pone en un espejo de una vida dedicada a que las relaciones humanas sean igualitarias y afectuosas, un mundo de solidaridad y entrega.

El coraje y valentía de nuestra Deborah, trascendió nuestras fronteras y recordamos sus brillantes discursos en eventos femeninos como los auspiciados por la Federación Internacional Democrática de Mujeres, o en otros importantes foros femeninos en diferentes países. Ella reclamaba con gran acierto, la necesidad de lograr el papel activo y protagónico de la mujer en su lucha por la plena igualdad de derechos.

En los retos más grandes, Vilma, la guerrillera de la Sierra Maestra, la líder feminista que, con su sonrisa dulce, transmitía seguridad y ecuanimidad, lograba que sus sabios mensajes fueran siempre un motivo de aliento para las mujeres de cualquier parte del planeta que luchaban por su emancipación.

Nuestra Vilma, fue sin duda una madre, esposa y dirigente ejemplar, y muchas son las anécdotas que demuestran su grandeza, y enormes valores humanos.

Conocer de cerca a esta extraordinaria mujer Heroína de la Sierra y el Llano, marca un gran hito en la vida, porque si era impresionante verla en los actos o en los medios de difusión, tratarla personalmente, era apreciar su inteligencia en toda su magnitud, y su impactante personalidad, pues era humilde por naturaleza, amable, culta, cariñosa y dulce.

Vilma Espín, fue una mujer excepcional, alguien que no es posible olvidar, y cada día al conocer más sobre su vida, crece la admiración y el respeto que nos inspiró.

Al referirse a su condición de mujer, y de revolucionaria, el líder histórico de la revolución cubana Fidel Castro Ruz expresó en una ocasión: “El ejemplo de Vilma es hoy más necesario que nunca. Consagró toda su vida a luchar por la mujer cuando en Cuba la mayoría de ellas era discriminada como ser humano al igual que en el resto del mundo, con honrosas excepciones revolucionarias. Los deberes revolucionarios, y su inmenso trabajo, nunca le impidieron a Vilma cumplir sus responsabilidades como compañera leal, y madre de numerosos hijos”.

¡Honor y gloria a nuestra eterna Presidenta de la FMC, Vilma Espín Guillois! (Con información de Periódico Sierra Maestra y Telesur).