Por: Belkis Niebla López
Desde aquel 28 de septiembre de 1960 cuando el líder de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz anunció la creación de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), la mayor organización de masas del país ha sido poseedora de una energía política inagotable que ratifica en saludo al Octavo Congreso del Partido Comunista de Cuba.
Durante sesenta años los CDR junto a la vanguardia partidista muestran que no solo han sido un núcleo eficaz para la vigilancia, también han estado presentes en tareas masivas de corte social relacionadas con la Salud fortalecida en el enfrentamiento a la COVID-19, también con la educación, la recuperación de materias primas, el ahorro, la cultura política ideológica y la lucha contra las indisciplinas sociales, el delito, entre otras.
La fuerza de la organización cederista es fruto de la Revolución cubana y refleja cómo han calado las ideas revolucionarias en el corazón del pueblo; su demostrada valía no representa un elemento de acomodamiento, todo lo contrario, constituye estímulo para proseguir, con renovado vigor.
Como dijo su creador, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, los CDR constituyen «un baluarte sólido e indestructible de nuestra histórica y gloriosa Revolución».
Tal y como reconoció el Héroe de la República de Cuba y coordinador nacional de la organización cederista, Gerardo Hernández Nordelo “No ha existido espacio por el bienestar y justicia social de los cubanos en que, junto al Partido y al Gobierno, no hayan estado los CDR”.
Y es que la historia de esta organización está ligada indiscutible y orgullosamente a la historia de la Revolución, de Fidel, de Raúl, de Cuba y de su pueblo victorioso.
La actual etapa de los Comités de Defensa de la Revolución está marcada por el compromiso de adecuar el trabajo en la base de los CDR, como célula principal del funcionamiento, y en apoyo al fortalecimiento del papel que le corresponde junto al Partido.