3 de mayo de 1958: Fidel Castro es designado como Comandante en Jefe de todas las fuerzas revolucionarias

Por: Rafael Novoa Pupo

El 3 de mayo de 1958, hace hoy 63 años, día glorioso para la patria cubana, nació un símbolo que se agiganta con el tiempo y trasciende nuestras fronteras para insertarse en la historia de lucha de los pueblos de América y mucho más allá. En esa fecha, Fidel Castro Ruz fue nombrado Comandante en Jefe de todas las fuerzas rebeldes que luchaban contra la tiranía batistiana.

Quizás, algunos hasta imaginaron aplausos y unanimidad en una decisión rápida, pero aquello fue mucho más, y se extendió hasta cerca de las dos de la madrugada del día siguiente.

Aquella no fue una reunión cualquiera entre muchas más, sino todo lo contrario. Había demasiado en peligro, y las sensaciones no resultaban agradables, después del fracaso de la Huelga General Revolucionaria del nueve de abril de 1958.

Fue exactamente en el lugar conocido como Altos de Mompié, a unos mil 200 metros sobre el nivel del mar, en el actual municipio granmense de Bartolomé Masó, donde el ambiente que reinaba entre los rebeldes era tenso, cargado de críticas y debates fuertes en plena Sierra Maestra. Tal vez había algo de brisa, pero seguramente se sentía calor por los ánimos exacerbados, y los temas de análisis, capaces de hacer sudar a los responsables de costosos errores.

En ese intrincado paraje, dialogaron dirigentes revolucionarios de las montañas y las ciudades, incluidos Faustino Pérez, René Ramos Latour, Vilma Espín, Ñico Torres, Luis Busch, Celia Sánchez, Marcelo Fernández, Haydée Santamaría, David Salvador y Enso Infante, quien se incorporó ya avanzado el intercambio.

Era un momento complejo, en el cual se requería mano dura y visión clara para el futuro inmediato del país. El fracaso de la referida huelga había golpeado muy fuerte las entrañas de las fuerzas revolucionarias, empeñadas no solo en lograr victorias militares, sino también en proteger al pueblo.

Fue un intercambio de hombres y mujeres deseosos de lograr la libertad, objetivo supremo y común, pero con diferencias en las concepciones. El propio Ernesto Che Guevara, participante como invitado, explicó en su libro Pasajes de la Guerra Revolucionaria, que la reunión fue tensa, con discusiones exhaustivas, y a veces hasta violentas. También refirió que los asistentes juzgaron la actuación de los compañeros del llano, quienes hasta ese momento condujeron en la práctica las acciones del Movimiento 26 de Julio, y analizaron también las concepciones mismas de continuar la guerra, para lo cual se dispuso un mando único, radicado en la Sierra Maestra.

Así mismo precisó, que quizás el análisis más fuerte resultó el sostenido con los representantes obreros, quienes se oponían a toda participación del Partido Socialista Popular, en la organización de la lucha, a la vez que destacó que lo mejor de la reunión fue que los participantes razonaron, criticaron y también realizaron los cambios pertinentes en las estructuras de dirección, y trazaron estrategias para favorecer el triunfo definitivo, en lo cual prevaleció el sentido de la unidad, el prestigio, y la autoridad moral de Fidel.

Hasta ese momento, Fidel era el Comandante jefe del Ejército Revolucionario del Movimiento 26 de Julio, el cual cambió su nombre por el de Ejército Rebelde.

A partir de ese momento Faustino Pérez Hernández, hasta ese momento Secretario General del Movimiento 26 de Julio en el llano, y René Ramos Latour (Daniel) jefe de las Milicias también en el llano, al ser relevados de sus cargos permanecieron en la Sierra Maestra, ambos con el grado de Comandante, y las dos funciones quedaron bajo la responsabilidad de Fidel.

De esa histórica reunión emanaron las decisiones para enfrentar y derrotar la ofensiva que, envalentonada por el fracaso de la Huelga de Abril, lanzaría la tiranía sobre el bastión guerrillero principal, la Sierra Maestra, y sobre el territorio del Segundo Frente Oriental Frank País.

También se adoptaron decisiones sobre el trabajo del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en el exterior, en aras de la unidad y de un más efectivo trabajo. A Haydée Santamaría Cuadrado se le asignó la coordinación de esa tarea.

Así, en Altos de Mompié, la crítica y autocrítica sinceras de los revolucionarios, sentaron las bases para la oportuna rectificación, para poner en práctica una estrategia correcta, para la unidad imprescindible y la fortaleza que meses después doblegó a la tiranía. Siempre con Fidel al frente. Conductor de nuestro pueblo en la guerra y en la paz. Nuestro eterno e invicto Comandante en Jefe, quien recibió ese día, el grado desde mucho tiempo atrás ganado. Un grado con fuerza de eternidad. (Con información de Radio Mambí y Ecured).