César Portilo de la Luz, nació en La Habana el 31 de octubre de 1922. A los 19 años de edad se inicia en el canto acompañado de su guitarra. Durante la década de los años cuarenta, Portillo de la Luz junto a figuras de la talla de José Antonio Méndez, Ñico Rojas, Rosendo Ruíz (hijo), Aida Diestro y Elena Burke entre otros, inician un género que, con nuevos elementos expresivos y en el contexto de la canción trovadoresca cubana, establece un diálogo de gran realismo con el público a través de la emoción y la estructura sintáctica del bolero, al que dan el nombre de feeling.
Entre ese período, también su labor se hace relevante dentro del ambiente trovadoresco, presentándose en centros nocturnos y famosos cabarets de la capital como el Sans-Souci y el Pico Blanco del Hotel St. John.
Su vasta obra autoral ha enriquecido el patrimonio de la cancionística cubana con canciones como Contigo en la distancia y Tú mi delirio, las que cuentan con más de 100 versiones; otras como Noche cubana, Sabrosón, Realidad y Fantasía y Canción de un festival, también han alcanzado una amplia difusión internacional y lo han acreditado como importante cantautor.
Sus temas han sido interpretados por afamadas figuras de todos los tiempos como Nat King Cole, Lucho Gatica, Pedro Vargas, Fernando Fernández, Luis Mariano, Luis Miguel, Plácido Domingo, Caetano Veloso, Maria Bethânia y la Orquesta Sinfónica de Londres entre otros.
Diversos escenarios de Europa y América, han conocido sus inolvidables composiciones y apreciado sus conferencias y clases de guitarra.
Los miembros del movimiento filin vivieron la época del advenimiento del cine sonoro, el desarrollo de la radiodifusión y la industria discográfica; y estos medios les proporcionaron la información que contribuyó al enriquecimiento de su pensamiento artístico y musical.
Cuando Portilo de la Luz escribe Contigo en la distancia en 1946, ya había alcanzado un nivel importante, y no tenía intención de vivir de la música. Hacía música porque era una necesidad particular, sin aspirar a sacarle ningún beneficio económico, ya que en aquel tiempo vivía de los trabajos que hacía de pintor de brocha gorda y de las clases de guitarra.
Esta canción marca el principio de su vida profesional y de una personalidad particular desde el punto de vista estilístico en el quehacer compositivo, es una canción que escribió cuando tenía 24 años, una edad en que en la vida del hombre todo se expresa con vitalidad, con fuerza, con pasión, y lógicamente, en este caso se enamoró de una mujer con la que tuvo gran afinidad en aquel tiempo, una mujer de una gran sensibilidad frente a la música.
Contigo en la distancia e Interludio, son dos canciones que comienzan con un recitativo; es decir, con un fragmento introductorio del tema que se adiciona al principio, pero que no es el tema fundamental, para que brille aún más y se destaque el planteamiento principal de la obra
En la obra de César Portillo de la Luz, lo que interesa es la canción misma, y los vehículos que la engrandecen son los elementos armónicos, melódicos, rítmicos y el texto. Ahora bien, para él todos estos elementos son un hecho concreto, no aislado; y en ocasiones puede que destaquen los aspectos melódico y armónico sobre el texto, para después plantear la idea con más fuerza, en una forma poética.
Después de Contigo en la distancia, en 1948 compone Es nuestra canción, la cual no tuvo un éxito tan rotundo como Contigo en la distancia y más tarde Tú, mi delirio. En 1954 crea Canto a Rita Montaner; pero Tú, mi delirio, alcanza el mismo éxito que Contigo en la distancia, que Nat King Cole incluyó interpretada al piano, con acompañamiento de orquesta, en un álbum que grabó con música cubana, y de otros países de América Latina.
En 1966, motivado por su participación en una jornada de trabajo agrícola, escribe una canción que pudiera considerarse un preámbulo de otras que vendrán después. En 1968 hace una canción basada en un personaje de un cuento de Onelio Jorge Cardoso, donde recrea el personaje de Pedro, el trovador, del cual aparece el esqueleto en una cueva.
En 1967, escribió su primera canción sobre la guerra de Viet Nam, que es un trabajo de tesis: La hora de todos. Al año siguiente escribe ¡Oh!, valeroso Viet Nam, y en 1968 la canción homenaje a Ernesto Che Guevara, que por cierto es la primera canción que se escribió sobre el mismo. Después, en 1973, hace arenga para continuar una batalla, que trata del golpe de estado a Salvador Allende. En su letra plantea el terror revolucionario contra el terror contrarrevolucionario. Es un poco de especulación poética, pero en función de un panfleto propio de ese momento, como una contribución a la reflexión respecto a ese momento.
Ya por los años 70, realiza la Canción de los juanes, que es una canción al hombre y al trabajo, donde la tesis es que todo trabajo es importante, y habla de Juan Panadero, Juan Albañil, Juan el Fusil fusil de abril; es un trabajo con otras inquietudes. Esto significa una transformación desde el punto de vista profesional.
Su principal propósito es seguir expresando cosas desde la canción, pero con temas diversos; entre ellos la canción de amor, de crítica a ciertas formas del comportamiento humano, como las que ha hecho en los casos de los mecenas, los miméticos, los oportunistas, los iconoclastas, los prepotentes y los perdonavidas.
César siempre pensó que la madurez de uno como hombre, lo capacita para motivarse con otras cosas menos egoístas, que no sean sus propias pasiones amorosas. Falleció en la Habana el 4 de mayo de 2013. (Con información de y Agencia Cubana de Noticias y Ecured).