Por: Juan Carlos Naranjo
Playa Ancón vuelve a lucir los atuendos naturales que siempre han distinguido a ese balneario, el más visitado del centro sur de Cuba. De vuelta a sus blancas arenas la brigada de EMPRESTUR encargada de su limpieza, la cual estuvo ausente meses atrás.
Y es que en apenas una semana el pequeño grupo de trabajadores de la entidad que presta servicios al sector turístico borró el abandono, notable de punta a cabo en esa área del litoral, donde el sargazo acumulado en la franja costera, las ramas caídas de los árboles y la basura capeaban por su respeto.
Por otro lado, estos meses de recogimiento a causa de la pandemia en los que se establecen restricciones para visitar las playas de Trinidad se revierten en beneficios para la Península de Ancón, pues regeneran las especies autóctonas de la flora de dicho ecosistema costero, toda vez que disminuyen los efectos nocivos del hombre, principal depredador.
De ese espectáculo, deleite para la vista fue testigo la prensa local durante un recorrido por ese entorno a propósito de la proximidad de la temporada estival en la que crece el número de visitantes en busca del chapuzón refrescante.
Es por eso que cuando el Grupo de Trabajo temporal para el enfrenamiento a la COVID – 19 anuncie la vuelta a la normalidad habría que repensar estrategias en beneficio de la Península de Ancón en consonancia con la Ley 212, Gestión de la zona costera para evitar retrocesos en su recuperación.
No obstante, hay otras áreas del Cordón Playa de Trinidad que merecen una mirada restauradora como los balnearios Cabagán, y Río Caña, en la carretera que conduce a Cienfuegos, además de las playas La Boca, Las Caletas, y María Aguilar.
La Península Ancón de Trinidad ha sido objeto de estudios científicos para la evaluación de las diferentes variables como el ascenso del nivel del mar, la instrucción salina, el aumento de la temperatura, así como otras acciones que se han ido desarrollando paulatinamente por los organismos involucrados en cumplimiento de la Tarea Vida.