Walfrido Castellón, cartero de corazón

Walfrido Castellón, una de los 19 carteros de la UEB Correos de Cuba en Trinidad (Foto: Ana Martha Panadés)

Por: Ana Martha Panadés Rodríguez

En su bicicleta recorre varios kilómetros al día; pese al agotamiento de tanto sol y pedal, no descuida ninguna de las medidas que incorporó a esa rutina que para él es su razón de vida. Más de un susto le ha deparado la COVID-19 a Walfrido Castellón González, uno de los carteros del municipio de Trinidad que en su labor cotidiana también siente la angustia de estar en zona roja.

Su oficio, que resiste la magia de las nuevas tecnologías y las redes sociales, lo lleva a tocar a la puerta de no pocos ancianos y personas vulnerables para que reciban el pago de la asistencia social. Su diligencia y responsabilidad aseguran la tranquilidad de sus clientes.

“Los días correspondientes al pago son los más fuertes, chequeamos la nómina con el nombre, la dirección y el carnet de identidad de cada asistenciado, recogemos el dinero en caja y salimos a hacer nuestro trabajo. Ha habido etapas muy tensas, de muchos casos positivos, pero ni aun así se detuvo este servicio tan sensible.

“Para mí lo primero es llevar correctamente el uniforme, nuestra identificación como trabajadores de correos y bien protegidos con el nasobuco. Al llegar a cada vivienda tomamos todas las medidas, la desinfección de las manos, el distanciamiento. Debemos protegernos y también a esas personas vulnerables. Es una responsabilidad muy grande.”

Afable, conversador, siempre de buen humor, Walfrido llegó a este oficio hace siete años y en poco tiempo le descubrió los encantos, entre los que resaltan “la posibilidad de intercambiar con las personas y servir.”

Al iniciar nuestra jornada- comenta mientras coloca en su bolso varias postales alegóricas al Día de los Padres- lo primero es firmar el libro de entrada, luego recogemos los giros para las zonas de porteo, en mi caso es la zona 7, del Consejo Popular Armando Mestre que incluye los edificios y las calles aledañas.

En esa rutina diaria pasa luego por la estafeta para recoger los bustos postales, las cartas certificadas y las ordinarias, además de la prensa para la entrega a los suscriptores. Junto al resto de los carteros de Correos de Cuba en Trinidad garantiza otros ingresos a través de la venta de publicaciones como las revistas Zunzún, Bohemia, Pionero, postales y afiches.

El trabajo se ha mantenido pese a la pandemia…

“Los servicios de correo no se han detenido en el municipio en todo este tiempo de lucha contra el nuevo coronavirus. Se habla con mucha nobleza del coraje de nuestro personal de la salud, pero hombres y mujeres de otros sectores también se encuentran en riesgo permanente, entre ellos los trabajadores de Correos.

“En nuestra unidad se exige mucho por la disciplina y el cumplimiento de todas las medidas. El compañero que tiene algún síntoma no asiste porque puede enfermar a los demás e incluso al público que recibe nuestros servicios. Está demostrado que la responsabilidad es esencial para enfrentar la pandemia.”

De trabajador de una bodega a cartero, ¿Cómo asume esta labor?

“Al principio me fue un poco difícil porque procedo de otro sector, pero me fui concientizando con mi trabajo y me he ido enamorando de esta profesión. Este lugar es como si fuera mi casa. Tengo un certificado de mejor trabajador en el año 2019 y seguiré con el mismo amor, con la misma voluntad que siempre me ha caracterizado.”

¿Cuáles son las cualidades que no deben faltarle a un cartero?

“Mucha disciplina, mucha entrega para que todo salga bien. Cuando concluye la jornada laboral se siente un poco de cansancio, pero a la vez reconfortado, porque hice todo lo posible por hacerlo de manera excelente. La gratitud de un cliente, su reconocimiento, son mi mayor recompensa.”

Los carteros trinitarios con un fuerte sentido de pertenencia por la labor que realizan (Foto:Ana Martha Panadés)