Serguey Torres: la leyenda viviente del canotaje espirituano y cubano

El espirituano Serguei Torres, con 21 preseas ganadas en campeonatos mundiales, se convierte en el máximo laureado del canotaje cubano, y en sus 18 años de vida deportiva acumula 45 medallas en torneos internacionales

Por: Joaquín Gómez Serra

Hay días y momentos que marcan la vida de una persona, y para el espirituano Serguey Torres Madrigal, el sábado 18 de septiembre, significa  rubricar su nombre como el canoísta más laureado en la historia de este deporte en Cuba.

Se dice fácil, pero después de 18 años levantando boga en el C-2, en un país que puede vanagloriarse de haber contado con la era de los peludos, como se les conoció a  Leobaldo Pereira e Ibrahím Rojas-Ledis Frank Balceiro, y ganar el metal bronceado  en el Campeonato Mundial de Canotaje en el C-2 a mil metros en Copenhague, Dinamarca, le aportó la dicha de elevar a 21 las preseas conquistadas por Cuba en lides mundiales.

Los campeones de Tokio 2020 en los mil metros rubricaron un tiempo de 3:35.22 minutos, y fueron antecedidos por los rusos Kirill Shamshurin-Vladislav Chebo (3:32.83) y los polacos Wiktor Glazunow- Tomasz  Barniak (3:34.38).

Con este palmarés, el hijo ilustre de las Tosas se convierte en el principal medallista de la canoa biplaza en la Mayor de las Antillas. En 11 mundiales,  acumula siete metales de plata y cuatro bronce.

Mucho ha sido lo que ha tenido que remar Serguey Torres Madrigal para tejer esta leyenda, toda ella con varias duplas. Pero la historia, quiso que su primera medalla llegara en la ciudad de Komatsu, Japón, con sólo 16 años, un sábado 30 de agosto del 2003  sobre la canoa doble, a la distancia de mil metros, evento donde llegó tercero junto al habanero Ariel Boffil, con tiempo de 3:40.104 minutos, durante el Campeonato del Mundo de Canotaje de Velocidad, categoría juvenil.

Un día después la dupla Torres-Boffil mejoraba su lugar al proclamarse subtitulares en el C-2, a  500 metros, y cruzar la raya de sentencia con crono de 1:42.803 minutos.

Iniciaba así la ruta triunfal de la leyenda viviente del canotaje de Sancti Spíritus y de toda Cuba, la cual totaliza 45 medallas en la élite del mundo al sumar en  Copas del Mundo (12-8-3), Juegos Panamericanos (4-0-1) y Juegos Centroamericanos y del Caribe (5-1-0).

Dos años más tarde, luego de haberse quedado fuera del grupo que viajaría a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, dos preseas de oro en la Copa del Mundo de Poznan, Polonia, y un metal plateado y dos bronceados en el Campeonato Mundial de Zagreb, Croacia,  pondrían a Serguey  como una de las referencias del canotaje cubano a nivel planetario.

Para el año 2006, tendría la posibilidad de participar en su primer evento multidisciplinario regional: los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Cartagena, en los cuales se llevó dos preseas doradas (C2- 1000 m y C2-500 m) y una de plata en la canoa monoplaza a 1000 metros. En 2007, en la cita continental de Río de Janeiro, confirmó su hegemonía en América.

Después del éxito de esas temporadas, llegó el debut en Juegos Olímpicos de Beijing del binomio Serguey Torres- Karel Aguilar- A pesar de lograr la mejor cota en el C-2 a mil metros, no cumplió con los pronósticos precompetencias, y se ubicaron en el noveno lugar. En los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, tras haber estado en varias finales de diferentes eventos en los que no se logró alcanzar el podio, Serguey Torres y el camagüeyano Karel Aguilar retuvieron la corona continental, y al año siguiente el espirituano mejoró su actuación olímpica, finalizando en el sexto lugar de la cita de Londres 2012, esta vez haciendo dupla con Juan Carlos Bulnes.

Sin embargo, un tercer escaño en los Panamericanos de Toronto 2015 y la repetición del sexto puesto en la lid olímpica de Río de Janeiro 2016, ya con Fernando Dayán Jorge de compañero en el C-2, lo obligaron a tomar un segundo aire que se fue notando a medida que alcanzó una mayor afinidad con su nueva pareja.

Y para bien del canotaje cubano, Serguey se convirtió en el guía y brazo conductor en la carrera del cienfueguero Fernando, mientras Dayán Jorge significó para Torres Madrigal la bujía inspiradora para tocar la gloria olímpica. Días antes de saborear  el estrellato en la cita nipona de los cinco aros, el yayabero afirmó:

“Las actuaciones de más relevancia han sido con Karel Aguilar y Fernando Dayán, sin dejar de mencionar a Ariel Bofil, Rolexis Báez, Reidel Ramos y Juan Carlos Bulnes. Con Fernando Dayán ha sido con el que más compenetración he tenido y con el que más años he durado en un alto nivel, estable, que es algo muy complicado, incluso para botes europeos”.

En una mirada retrospectiva, Fernando Dayán expresa: “Por muy dura que sea la competencia, siempre he confiado en él, es el bastón donde me apoyo, el que dibujó este gran día. Yo solo le dije hace cinco años, en Río de Janeiro: “te vas a retirar con la medalla de oro olímpica, y estoy orgullosísimo de haber cumplido mi palabra”.

Y el 3 de agosto de 2021, será por siempre un día histórico para el deporte cubano. Cuando despertaron en Tokío, Serguey  le dijo a Dayán: “Llegó el gran día”. Y lo fue, porque  esa fecha significa la primera medalla de oro del canotaje cubano en estas citas, inscribiendo a la Mayor de las Antillas como el único país latinoamericano en hacerlo; antes, sólo 21 europeos, dos de Oceanía, más Canadá y Estados Unidos, habían logrado triunfar.

Y la hazaña fue en grande, porque además del título mundial pararon los relojes con un crono nunca antes soñado ni por el barón Pierre de Coubertain: 3 minutos 24 segundos y 995 centésimas. Récord olímpico.

Por eso, cuando se supo campeón, Serguey no encontró las palabras porque no las había. Solo un llanto inconsolable y una alegría desbordada por el premio a su país, a sus amigos y hasta los que no, porque también esos le obligaron a empinarse, tal como lo dejó entrever en sus declaraciones a Jit:

“Me viene a la cabeza un deportista llegando a la cima y en la foto se ve la medalla, pero no un camino lleno de espinas, piedras, de todo. Quienes conocen mi carrera saben que hubo tropiezos, he tocado fondo, pero lo principal fue levantarme, rodearme de personas en quién confiar, en este caso Fernando Dayán, y tener los mismos objetivos”. Arriba campeones, París 2024 les espera.