Tras 45 años de su nacimiento como provincia, el 7 de noviembre de 1976, Sancti Spíritus ha crecido con una identidad propia aparejada a una economía emergente y perfectible
Por: Carmen Rodríguez
Como rememoran muchos, el territorio central era un entramado de pueblos sin pies ni cabeza, sin cercas visibles y nada propio. Por eso, para el equipo de cuadros, la mayoría de ellos provenientes de la región de Caibarién que tuvo la inmensa tarea de armar, pueblito a pueblito, aquel rompecabezas resultaba duro que de repente Las Villas se convirtiera en tres nuevas provincias.
A muchos no les gustó como quedaron conformados los ocho territorios espirituanos porque hubo municipios que desaparecieron y ciudades como la del Yayabo que subían de categoría, o por el hecho de que los de Trinidad querían pertenecer a Cienfuegos y los jatiboniquenses, a Camagüey.
“Pero había que organizarlo porque la verdad es que Sancti Spíritus era una aldea y la Carretera Central, un trillo con una cuneta. Pero se levantó a pedazos y sin temores por parte de aquel grupo de personas que cargó sobre sus hombros la organización de la provincia, en aquel entonces con una infraestructura muy débil, además de que era de las regiones más atrasadas de la antigua provincia de Las Villas.
“No se veía ni la televisión y, por poner un ejemplo, el hoy reparto Los Olivos era monte y solo había unos tres edificios”, recuerda Adalberto López Leiva, un veterano cuadro, en aquella época jefe del Departamento para la Atención a los Órganos Locales desde el Partido y más tarde vicepresidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular.
Del crecimiento en estas más de cuatro décadas dan fe los testimonios ofrecidos en otros momentos por fundadores como la ya fallecida Alicia Crespo Díaz, designada secretaria de la Asamblea Constitutiva del Órgano de Gobierno en la naciente provincia de Sancti Spíritus y más adelante al frente de importantes tareas a ese nivel.
“La provincia necesitaba desarrollarse y hacia esa dirección caminamos en aquel momento. No había más de ocho guaguas locales y hubo que solicitar transporte, hacer itinerarios, contabilizar población, movimiento intermunicipal, es decir, realizar un análisis con cierto rigor. El sistema de la Vivienda fue algo en lo que se trabajó mucho; Los Olivos son hijos de estos primeros años y constituyeron una solución para problemas críticos, técnicos e, incluso, para traer a la provincia algunos especialistas que hacían falta”.
La visión de Joaquín Bernal Camero como miembro del Buró del Partido en Las Villas y como secretario en la región Sancti Spíritus, desde una entrevista para Escambray en el 2018, desanda paso a paso aquellos comienzos marcados por el deseo de ver crecer un territorio en ciernes.
“No es posible que un pueblo trabaje, que materialice sus afanes junto a una dirección política y de gobierno, si no está espiritualmente integrado. Teníamos que respetar la identidad de cada municipio; pero, al mismo tiempo, había que crear una identidad espirituana”, apuntaba entonces.
El 7 de noviembre de 1976 se inició en la entonces Escuela Pedagógica Rafael María de Mendive, de Sancti Spíritus, la sesión constitutiva de la Asamblea Provincial del Poder Popular. Ese mismo día en Mal Tiempo, escenario de una batalla gloriosa de los mambises durante la Invasión a Occidente, se celebró el acto solemne de constitución de las Asambleas Provinciales del Poder Popular en Villa Clara, Cienfuegos y Sancti Spíritus.
Así nació la provincia, uno de los alumbramientos originados de la División Político-Administrativa de 1976, la misma que hizo posible que una aldea, situada en el centro de Cuba, cobrara vida propia y se modernizara, fundara fábricas, instalaciones e industrias vitales para la economía, la salud y los servicios.
Como fruto de ello, Sancti Spíritus logró tener en estos años la que fuera en su momento la papelera más grande de Latinoamérica, una emisora de radio y un telecentro, edificó barrios enteros en todos los municipios y levantó uno de los polos turísticos más importantes de Cuba.
(Tomado de Escambray).