En una carrera desenfrenada, la extrema derecha venezolana y sus aliados extranjeros vuelven hoy a las andanzas en un intento desesperado por boicotear las elecciones democráticas del 21 de noviembre.
La reciente denuncia del ministro del Interior, Remigio Ceballos, sobre los frustrados intentos de sabotear instalaciones del Consejo Nacional Electoral (CNE)y la participación de los ultraderechistas, prófugos de la justicia, William Ricardo Sánchez, Leopoldo López e Iván Simonovis, pone al descubierto, una vez más, las reales intenciones de ese sector.
Mientras intentan convencer a la opinión pública con sus discursos de democracia, financian acciones terroristas e intentan aplicar la misma estrategia de violencia y muerte, sin importar las consecuencias para el pueblo venezolano.
Paralelo a ello, algunos de sus candidatos lanzan campañas para deslegitimar el proceso eleccionario, tal como expusiera los días pasados la analista Pascualina Curcio en uno de sus artículos, titulado Trampa electoral en Venezuela.
«No se han terminado de anunciar los resultados cuando ya algunos factores políticos de la oposición venezolana se adelantan y cantan ¡fraude!(….) A veces, e incluso participando en la contienda y en plena campaña, comienzan a posicionar dicho discurso», señaló.
Entre los ejemplos expuestos, Curcio, señala como el 31 de agosto la plataforma opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), anunció su participación en los sufragios mediante un comunicado oficial, mientras señalaba de forma explícita «sabemos que estos comicios no serán unas elecciones justas ni convencionales”.
Advertencias en torno a esas conspiraciones y la complicidad de Estados Unidos, la Unión Europea y Colombia, no faltan por parte de los dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), incluso de algunos analistas y medios de comunicación.
Los cuestionados anuncios del alto representante de la UE, Josep Borrell, desconociendo no sólo la soberanía de la nación suramericana, sino también las declaraciones de los propios voceros del ente, en cuanto al papel de sus observadores, levantó sospechas en más de uno.
El grupo de investigación y análisis Misión Verdad, por ejemplo, vio en ello la mano de Washington y una posible acción golpista que podría convertir a la organización europea en el peón para abrir la grieta a un golpe de Estado, tal como lo fue la OEA en Bolivia.
Por su parte, durante un discurso de campaña, el vicepresidente primero del PSUV, Diosdado Cabello, alertó en torno a los expertos europeos y sus actividades en el país y recalcó que la nación suramericana podía dar lecciones al bloque comunitario.
“El representante de la UE para política exterior y su grupo deben entender que Venezuela se respeta, para que aprendan cómo se hace una elección. Debería darles pena hablar de democracia cuando tienen un rey, ¡qué falta de moral¡”, acotó.
En esa misma línea se pronunció el vicepresiente de Asuntos Internacionales de la organización partidista, Adán Chávez, en recientes declaraciones a Prensa Latina.
“La UE pretende presentarse ante el mundo como autónomos, independientes y en esencia no son más que unos lacayos del Gobierno estadounidense, por lo tanto no nos confiemos en sus supuestas “buenas intenciones”», subrayó.
Ya andan diciendo que si los resultados favorecen al chavismo hubo fraude, que las elecciones son ilegales, que no hay seguridad en el proceso, recalcó, “esas bolas andan soltando”.
No obstante, estamos preparados para enfrentar el embate de cualquier imperio, llámese Estados Unidos, Unión Europea o sus títeres como Colombia, aseguró Chávez a esta agencia.
Ejemplos no muy lejanos en el tiempo como el caso de Bolivia, Perú y Nicaragua, son muestras claras de lo que es capaz de hacer la derecha, cuando son derrotados en las urnas por el pueblo y aunque en materia electoral la experiencia de Venezuela es vasta y probada, desconfiar del enemigo, sigue siendo la mejor estrategia. (Agencia Prensa Latina).