El Pacto del Pedrero, imprescindible para el avance del Che a la toma de Santa Clara

El 1º de diciembre de 1958 se firma el Pacto del Pedrero buscando lograr la unidad revolucionaria en la zona central de Cuba, fundamentalmente en el territorio de Las Villas

Por: Rafael Novoa Pupo

Entre las principales misiones encomendadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro al Che en los últimos meses de 1958 se encontraba la de lograr la unidad revolucionaria en la zona central de Cuba, fundamentalmente en el territorio de Las Villas, donde según las informaciones que poseía el alto mando del Ejército Rebelde se venían dando manifestaciones de desunión, división, y sectarismo en los grupos armados establecidos en el lomerío de Guamuhaya.

Tras 45 días de agotadora marcha desde la Sierra Maestra, ya prácticamente en el lomerío del Escambray, el propio Che, daba fe que el 16 de octubre de 1958, cumplía dignamente la primera parte de la misión que le había ordenado Fidel.

Cumplir con la segunda parte de la misión, sería una labor ardua, y en la práctica las dificultades para afrontarla serían aún mayores, en aras de lograr la unidad de los movimientos armados existentes en la zona, a fin de poder concentrar todas las fuerzas en el combate contra las tropas de la dictadura, objetivo que luego el Che alcanzó, y que contribuyó de manera decisiva al triunfo de la Revolución.

“Unir es la palabra de orden: juntos estamos dispuestos a vencer o morir”, expresa de manera definitoria el texto del Pacto de El Pedrero, firmado el 1 de diciembre de 1958 por el Movimiento 26 de Julio y El Directorio Revolucionario en el pequeño pueblito de Fomento que da nombre al documento, situado en el macizo montañoso del Escambray, en el centro del país.

El Pacto de El Pedrero se firmó, bajo los efectos de un fuerte bombardeo, y el mismo constituyó una alianza trascendental entre el Movimiento 26 de Julio y el Directorio Revolucionario 13 de marzo, no solo para la zona central, sino que se hizo extensivo a todo el país. En la firma participaron por ambas partes el Comandante Ernesto Che Guevara y Faure Chomón, además de contar con la presencia de Ramiro Valdés y Camilo Cienfuegos, quien había llegado con su columna # 2 “Antonio Maceo” hasta ese lugar.

El acontecer que desembocó en este suceso clave, vino a demostrar que la citada unidad no era una palabra de bella retórica, sino una necesidad histórica que concretaba, además, la orden dada por el jefe de la Revolución, Fidel Castro, a las columnas del Ejército Rebelde que llevaban a cabo la invasión, con la extensión de la guerra liberadora desde el oriente al occidente.

Historiadores y personas con sentido común, convergen hoy en considerar que ese Pacto estratégico de connotación político militar, no solo ayudó a la coordinación, organización y combinación de esfuerzos que garantizaron la victoria final del Ejército Rebelde, forjado en la Sierra Maestra, sino que se enfrentó a la traición y el divisionismo que se había manifestado en la región, dentro del movimiento revolucionario.

Con la única oposición del II Frente del Escambray, el Pacto se rubricó en la fecha citada y fue hecho público. También, el Pacto definió certeramente el estado de descomposición del régimen dictatorial, que había fracasado con un alto abstencionismo en un intento electoral el tres de noviembre de ese año, y aspiraba a traspasar el poder el 24 de febrero del 59.

Estipulaba cuestiones cardinales, entre estas, conseguir una perfecta coordinación en las acciones militares, aspirar a combinar operaciones, incluso con sus fuerzas luchando al mismo tiempo, y utilizar conjuntamente, para beneficio de la Revolución, las vías de comunicación y abastecimiento que estén bajo el control de una u otra organización, según establecía su texto original.

Ese resultado no era más que la correcta y cabal interpretación de las orientaciones dadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro el 12 de noviembre de 1958, cuando al referirse a las tropas rebeldes destacadas en esa provincia señaló: “Las columnas 2 y 8 del Ejército Rebelde situadas en Las Villas, recabando el apoyo de las demás fuerzas revolucionarias que allí combaten, deben a su vez interceptar las carreteras y vías férreas, para impedir el cruce de tropas enemigas hacia Oriente y evitar que puedan retirarse las que permanezcan junto a la tiranía y queden combatiendo en este extremo de la isla, donde virtualmente están siendo arrollados ya por nuestras fuerzas”.

La derrota enemiga en El Pedrero significó el inicio de un plan estratégico cuyo objetivo era la toma de Santa Clara. (Con información de Agencia Cubana de Noticias y Periódico Granma).