Por: Rafael Novoa Pupo
Había nacido el 12 de julio de 1854 en Sabanilla del Encomendador, hoy Municipio Juan Gualberto Gómez, Matanzas, Cuba. La vida de Juan Gualberto Gómez tiene visos de leyenda. Nació libre gracias a que sus padres esclavos, Fermín y Serafina de la dotación de una hacienda, compraron su libertad desde antes de que naciera. Fue un político, patriota, periodista, y líder de los afroamericanos cubanos, que se destacó en la lucha por la Independencia de Cuba. Conoció a José Martí en el bufete del abogado Nicolás Azcárate, y fue allí que iniciaron una profunda amistad. Unidos por sus ideales que los llevaron a participar en planes conspirativos en el contexto de la Guerra Chiquita, por lo cual ambos fueron deportados a España.
En Madrid ejerció el periodismo con la ayuda de amigos en la prensa liberal, hasta que en 1890 regresó a la patria, y retomó su periódico La Fraternidad.
El propio Juan Gualberto contaba además que fue su amistad con Francisco Vicente Aguilera, Vicepresidente de la República de Cuba en Armas, fue quien le hizo abrazar de manera definitiva el patriotismo que tantas veces brillaría luego a lo largo de su existencia: “Mi maestro en el amor a la independencia, es Francisco Vicente Aguilera”, expresó.
A él llegaría dentro de un tabaco la orden de alzamiento fechada el 29 de enero de 1895, y firmada por el Delegado José Martí y por el Generalísimo Máximo Gómez. Fue Juan Gualberto quien escogió el día 24 de febrero para lanzar a los cubanos de nuevo a la manigua, al ser domingo, y en específico, primer domingo de carnaval.
Junto a un grupo de patriotas cumplió el compromiso de insurreccionar la Isla con la mayor simultaneidad posible, y marchó a Matanzas, donde días después sería capturado por los españoles, y de nuevo deportado a España.
Regresó a Cuba al terminar la guerra, y como delegado participó en la Constituyente. Su patriotismo inmaculado, unido al prestigio del amigo desaparecido, José Martí, lo hicieron liderar los debates contra la Enmienda Platt, de la cual fue siempre su acérrimo opositor.
Hasta su último aliento el 5 de marzo de 1933, fue el símbolo de la juventud cubana que inspirada en sus ideales y conducta intachables se empinaba en la lucha antimachadista. En su honor se otorga un premio periodístico a la labor excepcional de un año, el reconocido Premio Juan Gualberto Gómez.