La obra civil está en su fase final y se dispone del equipamiento a fin de iniciar el montaje tecnológico. Se trata de una de las tres fábricas que se construyen en el país para obtener polvo de moringa con destino a la industria farmacéutica
Por: José Luis Camellón
La fiel acogida que desde el 2014 encontró en La Sierpe el desarrollo de las plantas proteicas allanó el camino para que la entidad arrocera figurara entre los escenarios escogidos en el país con vistas a edificar industrias destinadas al procesamiento de la moringa, una de las estrategias que impulsa la Entidad de Ciencia, Tecnología e Innovación (ECTI) Sierra Maestra, creada en Cuba con vistas a integrar los proyectos experimentales y las unidades agrícolas que darán continuidad a las ideas del Comandante en Jefe Fidel Castro, en relación con la seguridad alimentaria, la salud humana y el mejoramiento de la alimentación animal.
La fábrica —una de las tres que se edifican en el país— está concebida para procesar la hoja y lograr polvo de moringa, generará cerca de 40 empleos, sobre todo de mujeres en el área de despalillo; en tanto la obra debe completar en julio la ejecución civil para dar paso al montaje del equipamiento y más adelante la puesta en marcha.
El proyecto de industrialización de la moringa —planta de reconocidas propiedades proteicas y diversos usos— incluye también el desarrollo agrícola mediante el fomento de 6 hectáreas de plantaciones de este tipo, que den respuesta al procesamiento de la hoja para extraer polvo, bajo un diseño productivo de elaborar 20 toneladas al año.
Boris Luis Rodríguez Rodríguez, director adjunto de la Empresa Agroindustrial de Granos (EAIG) Sur del Jíbaro, detalló que la obra sobrepasa los 10 millones de pesos y es una inversión que, menos la tecnología, ha financiado la entidad, también encargada de la construcción civil, en tanto en el acabado participa la Cooperativa No Agropecuaria Cocomo.
Se cuenta con la tecnología y por el cronograma en agosto debe comenzar su montaje, etapa donde participarán los especialistas de la entidad Sierra Maestra, que fue la encargada de suministrar el equipamiento, según precisó Rodríguez Rodríguez.
“El funcionamiento tecnológico concibe que a la planta entre la hoja y el raquer (gajo) se despalilla, la hoja pasa a un proceso de lavado, secado y molinado; se convierte en polvo, que será envasado al vacío, en tanto el gajo pasa a una máquina para usarlo en alimento animal; la industria posibilitará el encadenamiento de producciones a partir de esta materia prima con vistas a usarla en medicamentos, cosméticos e infusiones, entre otros usos que conocemos”, explicó finalmente. (Tomado de Escambray).