Dentro del paquete de las 63 medidas aprobadas en Cuba para incentivar la producción de alimentos, esta experiencia urge extenderla en Trinidad y otros municipios espirituanos
En medio de una arboleda de mango, la cochiquera de Gerardo Bandomo Arboláez constituye no solo un referente de la economía circular al cerrar todo el ciclo productivo, sino que valida una idea todavía muy incipiente en el sistema de la Agricultura en Trinidad y en toda la provincia: la creación de los colectivos laborales agropecuarios.
Cuando conoció la propuesta, este criador nato de cerdos y veterinario de profesión avizoró los beneficios de la nueva forma de vinculación del hombre al área de trabajo que le otorga asimismo potestad para mejorar los salarios de sus obreros —incluido el suyo—, en correspondencia con el despegue de los indicadores económicos y productivos.
Nacía así el primer colectivo agropecuario de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Valle de los Ingenios, perteneciente a la Empresa Agroforestal Trinidad, dedicado a la producción porcina; una experiencia que mira hacia la transformación del escenario laboral en el sector agrícola a partir de la vinculación del hombre con los resultados finales de la producción o los servicios.
UNA EXPERIENCIA PILOTO
Organizar la fuerza de trabajo en los colectivos laborales, en virtud de la Resolución 600/2021, tiene como propósito elevar la motivación, la productividad, el sentido de pertenencia y los ingresos de quienes más aporten.
Se trata de la agrupación de trabajadores organizados en un centro de costo de una entidad estatal para realizar una actividad agropecuaria, con responsabilidad en el uso eficiente de las materias primas, así como el aprovechamiento de la maquinaria y la infraestructura, aunque no constituye una entidad económica independiente.
La modalidad responde a la urgencia de manejos menos burocráticos en un sector estratégico en Cuba. Una fórmula que según Yosvany Borrell, director de la Empresa Agroforestal Trinidad, contribuye a la producción de alimentos y la sustitución de importaciones, al tiempo que oxigena las finanzas de la entidad sureña.
“La medida favorece al trabajador estatal que se siente más motivado al percibir mejores salarios, mientras la UEB Valle de los Ingenios puede ser rentable gracias a los resultados de la cochiquera”, refiere el directivo.
Como jefe de este colectivo agropecuario, Gerardo debe velar por los recursos a su cargo; tiene además la facultad para gestionar, organizar y controlar la fuerza de trabajo, así como cumplir la disciplina laboral y tecnológica del proceso productivo al que se vincula.
“Nosotros somos nueve trabajadores. La atención a los animales es constante. No hay descanso ni sábado ni domingo, pero nos sentimos estimulados. Ahora, a partir del sistema de pago basado en ingresos menos gastos, el salario mensual oscila entre 10 y 15 mil pesos”, ilustra el experimentado productor.
PRODUCCIÓN SOSTENIBLE
Cuando Escambray llega a la cochiquera Valle de los Ingenios, ya los obreros que integran este colectivo agropecuario avanzan en su faena. Algunos alimentan a los animales, otros limpian las naves dedicadas a la reproducción, a la preceba y ceba, mientras el resto trabaja la tierra.
“Al escasear el pienso decidimos sembrar nosotros mismos la comida”, dice Gerardo mientras señala el área plantada de yuca y las dos hectáreas listas para el cultivo de la soya. “Antes le comprábamos el alimento al Porcino, pero ahora es más rentable producirlo aquí; hemos creado las condiciones y contamos con un molino que nos representa un ahorro de dinero y de tiempo.”
La cochiquera es también pionera en la utilización del biogás a partir de los residuos orgánicos generados en la actividad porcina y del cual se sirven los trabajadores y sus familias. “El biodigestor lo construimos nosotros a pico y pala, con la asesoría de una experta rusa. Llegamos a tener 400 cerdos y un suministro permanente de gas a once viviendas; pero ahora hemos disminuido la masa y solo lo empleamos para la cocción del alimento animal”, refiere.
Más de una tonelada de carne aporta todos los meses este colectivo laboral para diferentes destinos, entre ellos las ventas al turismo y las ferias agropecuarias. Subirse al tren de las exportaciones es otro de los sueños de Gerardo para adquirir insumos imprescindibles que le permitirán aumentar el volumen de sus producciones.
MEJORES SALARIOS Y RESULTADOS
La creación de colectivos laborales agropecuarios constituye una de las 63 medidas aprobadas por el Gobierno cubano para estimular a los trabajadores de cara a la tierra, incrementar la oferta de alimentos y desbrozar deficiencias en los sistemas de pago y las condiciones de trabajo en la agricultura.
Resulta además antídoto contra la baja productividad de la fuerza estatal directamente vinculada a la producción, el desaprovechamiento de la jornada laboral, la falta de estimulación de los trabajadores, la insatisfacción con el salario y los mecanismos burocráticos, entre los males acumulados durante años en este sector.
Extender la experiencia figura entre las prioridades de la Empresa Agroforestal Trinidad —asegura el directivo—, por lo que próximamente quedarán conformados otros dos colectivos agropecuarios vinculados a la actividad cafetalera, uno en la Despulpadora de la Comunidad 23 y el otro en el Centro de Beneficio de la Felicidad.
Mientras acompaña a Escambray en su recorrido por las naves recién pintadas de cal, Gerardo observa entusiasmado a sus animales. “Aquí soy el jefe de colectivo, el económico, el de recursos humanos, el veterinario… Siempre estoy arriba de ellos, los desparasito, les curo el ombligo, les saco la sangre para los análisis. Figúrese, son más de 33 años en esto y tengo mis resabios”.
A la pregunta de si estos colectivos agropecuarios podrían ser parte de la solución del problema agroalimentario, Gerardo responde con un sí rotundo. “No solo mejoramos en salario, vamos a tener nuestra cuenta y eso nos da un respaldo para crecer. Queremos llegar a aportar cinco toneladas de carne”. Experiencias como la de la cochiquera Valle de los Ingenios en Trinidad —y también en otros territorios— necesitan generalizarse. (Tomado de Escambray).