Pese a que esta materia aún es un talón de Aquiles en la enseñanza espirituana, el Ministerio de Educación de la provincia desarrolla varias estrategias para orientar la vocación en sus estudiantes
Por: José Lázaro Peña
Cada estudiante que culmina noveno grado en Sancti Spíritus tiene asegurada una carrera para continuar sus estudios cuando, dentro de muy poco, ocurra el otorgamiento. Por ello, el Ministerio de Educación de la provincia pondera la formación vocacional y la orientación profesional como acciones que suplan necesidades de sus alumnos, más allá de la familiarización con una especialidad.
No basta con que la escuela realice actividades para que los escolares conozcan las diferentes profesiones al detalle, sino que en este proceso se requiere la orientación a la familia y también la capacitación de las empresas y organismos que emplearán a los escolares en el futuro.
“Los estudiantes de noveno grado esperan el otorgamiento directo de las plazas para el IPVCE en la última semana de mayo, las carreras de corte municipal en la primera de junio y luego las de nivel de escuela entre las que se encuentran las pedagógicas y algunas de corte técnico industrial”, explicó la jefa de Enseñanza Secundaria Básica en la provincia, Dianela Armentero Cruz.
“Nuestras carreras pedagógicas”, explica la funcionaria, “están deprimidas y nos cuesta cumplir los planes. Cada especialidad de maestro de secundaria básica pide 15 estudiantes en matemática, química, biología y educación laboral. También entran en el corte pedagógico los maestros primarios, con un plan mayor: 125 plazas; primera infancia con 30 e inglés con 10”.
Armentero Cruz expone que, aunque se haya intensificado esta formación, todavía existen problemas por resolver en cuanto al dominio del perfil y el contenido de las carreras. Solo con una labor sistemática desde el inicio de cada curso y enseñanza, es posible congeniar los intereses individuales del estudiantado y potenciar así su orientación profesional desde edades tempranas. (Tomado de Escambray).