De destacada trayectoria a favor de la independencia de Cuba, Gómez siempre fue consecuente con sus ideas
Por: Rafael Novoa Pupo
Dominicano de nacimiento y cubano de alma y corazón, el prócer de la independencia de Cuba Máximo Gómez Báez, vino al mundo en la República Dominicana el 18 de noviembre de 1836.
Tuvo una estrecha relación con el apóstol José Martí, junto a quién se entregó de lleno a la causa independentista cubana, como ejemplo de internacionalismo. Fue general en la Guerra de los Diez Años y el General en Jefe de las tropas mambisas en la Guerra del 95.
En su larga vida al servicio de la independencia de Cuba, Gómez sufre exilio en Jamaica por su participación en la Guerra de los Diez Años. Allí se encuentra con su esposa, hijos y hermanas, sumidos en profunda miseria, a tal punto que le cuenta en carta a un amigo, “Nos estamos manteniendo casi con mangos”.
Durante los preparativos para reiniciar la lucha armada en la isla, junto con Antonio Maceo conoce personalmente a José Martí en Nueva York. A consecuencia de sus actividades conspirativas por la independencia de Cuba, es hecho prisionero y encarcelado.
Poco después de estallar la guerra necesaria el 24 de febrero de 1895, el 25 de marzo de ese año Gómez firma con José Martí el Programa de la Revolución conocido como el Manifiesto de Montecristi, y al mes siguiente en abril desembarca junto a Martí en Playitas de Cajobabo, al sur de Guantánamo.
Al finalizar la guerra y pese a su alejamiento aparente de la vida púbica, Máximo Gómez siguió siendo un ídolo en la patria que lo acogió como un hijo, hasta que enferma de salud y se traslada hacia la capital del país, donde residió hasta su fallecimiento el 17 de junio de 1905 a la edad de 69 años sin fortuna personal, rodeado del cariño y la eterna admiración del pueblo cubano, al que ofrendó su vida.
A la entrada del túnel de la bahía habanera, resplandece la estatua de Gómez a caballo con el machete desenvainado en dirección “al Norte brutal que nos desprecia”, como dijera nuestro Héroe Nacional José Martí, acompañado de dos banderas: la dominicana donde nació y la cubana por la cual luchó como el más cubano de los cubanos. (Con información de Cubadebate y Contraloría General de la República).