Un día como hoy, de 1895, hace 128 años, comenzó la Asamblea Constituyente, encomendada a crear la República en Armas y escoger su gobierno
Por: Rafael Novoa Pupo
Meses después de reanudar con la guerra necesaria en 1895, la lucha por la independencia de Cuba, el 13 de septiembre de ese año se iniciaba en Jimaguayú, territorio del Camagüey, la Asamblea Constituyente, encomendada a crear la República en Armas y escoger su gobierno, peldaños necesarios para institucionalizar la Revolución en marcha, desde el 24 de febrero.
A esta reunión, comparecieron delegados de todos los cuerpos del Ejército existentes hasta ese momento en la isla: Oriente, Camagüey y Las Villas, regiones donde residía el 70 por ciento de los habitantes que por entonces tenía el país. Esos representantes, unos veinte en total, procedían de las capas intermedias de la población, con un promedio de edad bastante bajo.
A pesar del espíritu de los convocados de agilizar los mecanismos gubernamentales y darle más primacía a la guerra, durante el transcurso de la asamblea se manifestaron tres tendencias primordiales en cuanto a la conformación del Gobierno Civil a implantar, un reflejo histórico del independentismo cubano.
La primera tendencia de Salvador Cisneros Betancourt, uno de los principales líderes de la junta revolucionaria de Camagüey, amparaba la idea de aplicar la organización de gobierno asumida en Guáimaro en 1869. En tanto los delegados orientales sostenían el criterio del Mayor General Antonio Maceo, de que el Presidente de la nueva República debía ser el General en Jefe del Ejército Libertador, proposición con la cual estaba en absoluto desacuerdo el General en la guerra de los 10 años, Máximo Gómez. Finalmente otra tendencia era la de los representantes más jóvenes, quienes deseaban una estructura sencilla, en la que el Ejército y la dirección civil no se interpusieran.
Durante los días que se extendió la Asamblea Constituyente de Jimaguayú, el 16 de septiembre se promulgó una nueva Constitución de la República y se eligió un Consejo de Gobierno de seis miembros, nombrándose a Salvador Cisneros Betancourt como Presidente; Bartolomé Masó Márquez como Vicepresidente; Carlos Roloff, Secretario de Guerra; Severo Pina Estrada, Secretario de Hacienda; Santiago García Cañizares, Secretario del Interior y Rafael Portuondo Tamayo, Secretario del Exterior.
Una medida valiosa de esta nueva estructura civil para desarrollar con éxito la Revolución del 95, fue evitar una Cámara de Representantes como la de la República anterior, que originó infinidades de problemas, hasta que finalmente fue la máxima responsable de la firma del vergonzoso Pacto del Zanjón, documento que no garantizaba ninguno de los dos objetivos fundamentales de dicha guerra: La independencia total de Cuba y la abolición de la esclavitud. Asimismo los asambleístas ratificaron a Máximo Gómez, como General en Jefe del Ejército Libertador.
A diferencia de la Asamblea de Guáimaro en la guerra del 68, la de Jimaguayú celebrada a partir del 13 de septiembre de 1895 hace hoy 128 años, fue una expresión determinante para la organización interior de la Revolución, y aunque no fue del todo competente, posibilitó un distinto desarrollo de la contienda, dentro del proceso nacional liberador cubano. (Con información de Periódico Adelante y TV Santiago).