Por: Arelys García Acosta
A orillas del río Zaza le levantaron un bohío; allí crió nueve hijos, lavó y planchó por unos kilos pantalones almidonados de gente rica. En las paredes de tabla de palma, colgó el retrato de Fidel, y cuando vino la mudanza para el nuevo caserío se lo llevó entre los pocos bultos y lo volvió a colocar frente a la máquina de coser en la que, según ella, ha hilvanado la vida de toda su familia. Continuar leyendo «Fidel, el guerrillero del tiempo»