Descubren en mares sureños restos de un navío de la etapa colonial

mar_caribe Por: Juan Carlos Naranjo

Desde mediados del siglo XVI, la villa de La Trinidad, al centro sur de Cuba, despertó la codicia de corsarios y piratas. Los merodeos y asaltos de estos leones de mar tendrán ahora otro testigo, tras el hallazgo en aguas caribeñas de lo que al parecer son los restos de un navío de guerra de la etapa colonial.

El descubrimiento se produjo en la zona conocida como Cayo de Zaza Afuera, por la tripulación del barco Plástico 56, de la flota escamera de la empresa PESCASILDA, dedicada a tareas extractivas de las langostas, como fuente indispensable de obtención de divisas ene el mercado interno y en el exterior, y de diversas especies de peces con destino al consumo nacional cubano.

El hallazgo, que tomó por sorpresa a los buzos en sus habituales maniobras de rastreo de nazas diseminadas por el área, impactó sobre todo en Jorge Luis Albert y Carlos Acosta, quienes sumergidos aproximadamente a 4 metros de profundidad, encontraron 16 cañones, un ancla, un depósito de hierro ocupado por proyectiles redondos de ese mismo material y restos de la embarcación.

Las conjeturas llueven y las dudas también. Mientras tanto, el lugar permanece custodiado por los propios pescadores, pues toca ahora a los investigadores iniciar las pesquisas y desentrañar secretos.

No obstante, muchos coinciden al afirmar que las corrientes marinas, alimentadas por fenómenos naturales de los últimos tiempos, lograron desenterrar estos testigos de lo que fue un posible naufragio.

El descubrimiento de los restos de un posible bergantín pirata en las profundidades del mar Caribe, al sur de la Tercera villa cubana, justifica por qué siglos atrás fue necesaria la construcción de fortines en los principales accesos a la villa La Trinidad, fundada en enero de 1514 por el Adelantado Diego Velásquez.

Actualmente se conservan restos de esas construcciones defensivas en sitios estratégicos como playa La Boca y la denominada Punta de Casilda, objeto de atención por parte de los especialistas, a fin de ahondar mucho más en el pasado de una ciudad declarada por la UESCO e 1988 como Patrimonio Cultural de la Humanidad.