Llanuras costeras de Casilda, tesoro natural en salvaguarda

 

Al sur de la provincia de Sancti Spíritus se ubican las llanuras costeras de

Casilda, una localidad que ampara –sin que muchos de sus pobladores los conozcan–, tesoros naturales de relevancia nacional y mundial.

En este pueblo de pescadores, que pertenece al municipio de Trinidad, se destaca una franja de arenas silíceas que bordea la bahía de Casilda y se extiende hasta la desembocadura del río Agabama, lugar donde ha evolucionado una vegetación muy particular.

Gracias a la existencia de ese tipo de suelo, que impone circunstancias ambientales extremas a la flora que allí se establece, se han localizado más de 60 especies de plantas endémicas o en peligro de extinción.

Según el Máster en Botánica Julio Pavel García-Lahera, profesor auxiliar del Jardín Botánico (JB) de Sancti Spíritus y quien se ha dedicado a investigar esta pequeña extensión arenosa trinitaria, de poco más de 60 kilómetros cuadrados, en el área conviven cuatro especies de arbustos únicos en el orbe.

Es así, que los endémicos exclusivos de esta zona son la Varronia intricata (Papita enana), la Hyptis rivularis, la Mosiera crenulata y el Psidium claraense (Guayabita de Casilda).

Además, en esos dominios se registra una veintena de especies en peligro crítico, mientras otras seis están notificadas como casi amenazadas.

No en vano, para los especialistas del JB y de la Empresa Forestal Integral, así como para los expertos del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, de la provincia, resulta una preocupación aquellas acciones negativas causadas por el hombre y que afectan la estabilidad ecosistémica de dicha franja.

Entre esos hechos que inciden de manera perjudicial en el medio ambiente del área de arenas silíceas de Casilda, se encuentran el pastoreo excesivo, la actividad agrícola, la minería y los incendios artificiales.

En ese sentido, los técnicos ambientales ejecutan diversas tareas en favor de la protección del lugar y de la restauración ecológica en terrenos donde se realiza el control de las plantas exóticas invasoras; no obstante, reconocen que aún falta por hacer si se requiere salvaguardar la valiosa diversidad florística presente en este hábitat vulnerable.