Por: Carlos Luis Sotolongo Puig.
Todavía se consideran una banda de soñadores egresados del capitalino centro Onelio Jorge Cardoso, unidos por la pasión a las letras, a la fotografía y la música metalera, que a poco más de un año se empeñó en demostrar que el rock y la literatura pueden transitar los caminos del arte, inspirar al lente, al teatro… sin necesidad de establecer ningún tipo de disputa entre manifestaciones.
Nacía así, en los jardines de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) una peña sui-géneris a la que muchos le diagnosticaron corto tiempo de vida, según confiesan a Escambray sus protagonistas. “Pero la verdad es que todavía seguimos apostando por eso. Al final, parece que teníamos razón”, afirman.
Dispuestos a extender las ramas del árbol que sembraron en las lides habaneras, llegan a Trinidad para celebrar el primer evento nacional de literatura y rock, adjunto al festival de las artes que por estos días envuelve a la tercera villa cubana.
“Seguimos rompiendo la monotonía que ha dado al traste con las peñas literarias en todo el país, la causante de que hoy apenas de preste atención a la literatura como una manifestación seria dentro del mundo artístico”, explica Nelson Pérez, escritor líder del proyecto.
Las propuestas reservadas para la Ciudad Museo resultan tres: la exposición Mucho más que rock, la lectura de textos ambientados con materiales audiovisuales y el encuentro teórico Interacciones e intercambios entre la Literatura y el Rock.
Así, más de una docena de imágenes reflejan el mundo interior de quienes asumen el género musical como una especie de credo; instantáneas acompañadas de performance e instalaciones, muestra de “una nueva generación que aboga por la fusión y la pluralidad para explorar nuevos horizontes”, comenta Raúl Aguiar, asesor de Ariete. Sobre la mesa, además, ejemplares de Revolución y Cultura, El caimán Barbudo, Signos, entre otras publicaciones, para demostrar que también el universo de las manillas de cuero, los pelos largos y el heavy metal pueden encontrar espacios en planas especializadas.
“Lo interesante en los 15 integrantes del proyecto es que no renuncian a su naturaleza de escritores —añade Aguiar, también profesor de técnicas narrativas en el Centro Onelio…—, sino que se convierten en un personaje más que está luchando por emerger como voz en el tejido actual, una escritura autoconsciente de sus mecanismos de producción y a la vez cuestionadora de los mismos”.
Todavía se consideran una banda de soñadores egresados del capitalino centro Onelio Jorge Cardoso. Con la rebeldía característica de los rockeros defienden a capa y espada su iniciativa y planean invadir este miércoles el patio del Centro de Promoción y Eventos de la Oficina del Conservador de la Ciudad, cito en Amargura 85 y, más tarde, el viernes, la Casa del Joven Creador con el performance Kafkamorfosis, homenaje a Oliver de Sagazán y la presentación de la revista El Cuentero Musical, siempre con textos y versos para compartir junto a las melodías de Guns N’ Roses.
(Tomado de Escambray Digital)