Por: Mariolys González Calderón
“Hay para cada ritmo nuevo que surja un movimiento, porque fueron muchas las manifestaciones que llegaron a Cuba desde el siglo 18. Todo lo que llega se queda y recibe esa cubanía y le damos una forma. Que llegue un ritmo y lo convirtamos en cubano, es una virtud que tenemos nosotros, desde vestir la melodía porque la tenemos en nuestra sangre”.
Fiel seguidora de sus tradiciones el Ballet Folclórico de Trinidad continúa siendo hoy uno de los más grandes aportes al rescate del patrimonio inmaterial de la ciudad Museo del Caribe.
Esta agrupación artística surgió en esta villa, hace 53 años, el 14 de febrero de 1963, por iniciativa de Manolo Bécquer, quien dedicó toda su vida a conservar las tradiciones y mantener vivo el espíritu de lucha y consagración.
Desde el comienzo se recogieron las tradiciones de Trinidad, que tienen sus raíces desde la Guerra de Independencia, como eran el himno de los mambises aquí en la zona, porque ellos hacían sus fiestas y se ponían a tocar y cantar. En esas canturías había y hay, porque todavía se cantan, muchas tonadas que luego se llamaron fandangos y eran tonadas tipo protesta que le cantaban a la revolución.
Aun cuando tropiezan con inconvenientes que atentan contra su desarrollo, el Ballet Folclórico llega a nuestros días con un amplio repertorio que incluye la preservación de bailes congos, campesinos, y populares con el fin de mantener activo un capítulo de la historia de la Tercera Villa, Patrimonio de la Humanidad.
Hoy si quedan en el conjunto folklórico más de dos fundadores es mucho, pero sus integrantes implantan una motivación hacia la cultura local, que es lo principal que tienen y evitan que se distorsione, porque deben tenerla y revivirla con mucho orgullo.
En una ocasión les dijeron “Ustedes están bailando aquí porque están reviviendo una tradición que ya no se toca ni se baila en el cabildo de los congos reales. Hay que hacer la historia verdadera, no hay que entrar en trance, montarse como se le dice, porque el que lo tiene lo tiene. Habrá personas que entenderán lo que es artístico y lo que es de libros. Para vivirlo hay que ir al teatro a ver a Changó con su fuerza viril, a Oggún con la fuerza con que levanta el machete para ir al monte a ver a Yemayá, como combate el mal, ver un Elegguá abriendo caminos para que nadie se enrede en el monte y así sucesivamente”.
El Grupo Folclórico que surgió en 1963, está registrado así en La Habana, en Cuba y en el mundo. Participó en el Ocatvo Festival de la Juventud y los Estudiantes, en Finlandia, luego con Ramiro Guerra junto a la Brigada Granma, y es fundador de la Fiesta del Fuego en Santiago de Cuba.
¡Aché! Dicen al despedirse, cada vez que abandonan el escenario, adonde acude siempre la memoria para retener desde la cercana voz de quien no olvida, los recuerdos fundadores de una época.