Un convento, una escuela y un museo: Evolución en el tiempo de un inmueble patrimonial

Museo NAcional de la LCBPor: Caridad Pineda Ortiz

La antigua calle del Cristo, atesora dentro de su entorno, el símbolo por excelencia de la Ciudad Museo del Caribe: la torre-campanario del actual Museo Nacional de Lucha Contra Bandidos, uno de los emblemáticos edificios que forma parte de nuestro patrimonio arquitectónico.

En el pasado, la edificación figuraba como templo a Nuestra Señora de Utrera, pero se consolidó como Convento de San Francisco de Asís durante el siglo XIX, gracias a la labor de Fray José de la Cruz Ezpí de Valencia, quien según el historiador La Sagra llegó a Trinidad en 1809.El culto se inauguro , sin estar terminado el edificio el 11 de abril de 1813 y según Historia de Trinidad de Marín Villafuerte, el hecho ocurrió con el jubilo más justificado de su fundador y de todo el pueblo católico. Se colocaron en la torre dos históricas campanas: la procedente de la ermita de la Cruz de la Piedad y la  que estaba en la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación de Utrera.

Pero el paso del tiempo comenzó su mella en la eclesiástica edificación, por lo que para la década del XX del propio siglo, solo se mantenía en pie su torre-campanario, construyéndose en su área, una escuela publica. Hacia finales de 1939 se inaugura el primer curso escolar, siendo su director Carlos Joaquín Zerquera. Esta función de centro educacional perduro hasta 1983 cuando se decide fundar el actual Museo Nacional de Lucha Contra Bandidos, único de su tipo en el país, inaugurado oficialmente el 1 de junio de 1984.

En su contenido recoge los momentos esenciales del fuerte enfrentamiento en la isla a partir de agosto del año 1959, entre bandas contra revolucionarias y la revolución en el poder; profundizando en aquellos aspectos relacionados con la contrarrevolución armada y los mecanismos de respuesta de la Revolución Socialista. El museo posee dos dependencias externas, establecidas como Casas Museo: la Casa Museo Alberto Delgado, situada en la Finca Maisinicú, en la carretera de La Boca, con el Monumento Nacional dedicado a este mártir y la Casa Museo Manuel Ascunce y Pedro Lantigua, en la Finca Palmarito, también con el Monumento Nacional consagrado a estos mártires.

Es, este inmueble patrimonial, uno de los mayores atractivos culturales -religiosos de la villa. Con su torre mirador de 43,5 metros de altura constituye el punto más alto de la ciudad y el símbolo de la misma,   que la  convierte en mirador de las vistas más atrayentes y hermosas de Trinidad y las montañas del Escambray.

 

FUESTES:

Historia de Trinidad de Francisco Marín Villafuerte.

Programa de Desarrollo Sociocultural del Municipio de Trinidad.2016.