Todo no cabe en un 26

A raíz de la designación de Sancti Spíritus como sede del  Acto Nacional por el 26 de julio varios espirituanos centran sus expectativas de resolver más de un problema al calor de la fecha.

Y “a pululu” salen los criterios: “Si tal o más cual calle no se arregla ahora con esto del 26, ya nunca más saldrá”. Si el salidero equis que lleva años brotando no se cierra ¿para cuando lo van a dejar?.. “Las placitas debían llenarse ahora que estamos en 26”, “Dicen que bajarán algunos precios por la fecha”. Las guaguas se demoran en pasar.. ¡y eso que estamos en 26!

Y así cada cual se construye su propio 26, o su saludo por la fecha y la ve casi siempre por aquello que le duele en la piel más cercana. Eso además de lógico, es humano. Solo que no todo cabe en un 26. Primero porque por razones archiconocidas esta fecha ya no tiene la connotación  de los años 80 y diría que hasta los 90 cuando en el contexto de la efeméride se impulsaban grandiosas obras y se asumían cuantiosos proyectos.

Así le nacieron a Sancti Spíritus hace 30 años voluminosas obras como el Hospital Camilo Cienfuegos,  la EIDE Lino Salabarría y el majestuoso 12 plantas.

Los tiempos cambiaron sobre todo en la disponibilidad de recursos , dinero y obviamente es imposible soñar con tales mansiones, mucho menos porque en el lapso de poco más de un mes sería de locos pensar de ese tamaño y porque los planes, lo que se llama planes, esos que se conciben de un año para otro, no tuvieron en cuenta esta celebración.

Como se ha explicado, el 26 ya no nace de una emulación entre provincias y la designación se basa más que todo en el reconocimiento a saldos productivos y sociales  que por lógica tienen como protagonista al pueblo, que es como decir cada uno de nosotros.

Mas aunque no todo cabe en un 26, habrá que procurar que buena parte de las más de tres mil acciones que se ha propuesto la provincia para saludarlo se intencionen sobre la base de  aliviar algunas de las problemáticas que objetivamente puedan tener una mejoría

Y en ello se incluyen las calles por lo que implican,  no solo en la imagen sino en la vitalidad de más de un sitio. Una de las limitantes radica en que hace cerca de unos cinco años atrás el asfaltado en Sancti  Spiritus fue muy limitado, casi imperceptible.

Pese a emprenderse un programa de reanimación en este sentido en los últimos tiempos, la acumulación de daños es tan grande que no se podrá llegar a todas partes, aunque cada quien quiera que su calle salga ahora por el 26.

Por esa misma cuerda andan los salideros, algunos de los cuales    cumplen años a pesar de los intensivos que se han realizado por asuntos de la llamada sostenibilidad, aunque en este caso vale más el seguimiento caso por caso.

El 26 sí debe servir de aliciente para impulsar la terminación de algunas obras que se han adormecido en el tiempo por cuestiones que no siempre tienen que ver con los recursos o con fuerza de trabajo.

Eso sí. Nada puede suplantar un elemento: la necesidad de que todo cuanto se haga lleve el sello de la calidad para que los maratones que suelen pulular en tiempos como este no pongan su marca negativa en medio de tanto ajetreo. Ahí están como ejemplos visibles algunos tramos de la Avenida de los Mártires, construido hace poco más de dos años y al que le faltan pedazos de concreto  o más de un edificio al que le sudan filtraciones o malas terminaciones.

Como no todo cabe en un 26 habrá que procurar que al menos lo que se haga en cada sector lleve la intención de aliviar parte de las problemáticas  existentes y lo más importante: que cada espirituano piense en cómo hacer para que la celebración lleve por algún lado su sello personal.

Y también sentirlo como lo que es: un reconocimiento al trabajo y un impulso para seguir de la mano de este.

(Tomado de Radio S. Spiritus)