Fidel y su legado deportivo

Fidel y el trinitario Antonio Muñoz. Foto: archivo.

Por: Joaquín Gómez Serra

Hay días y años que marcan nuestras vidas, y el venidero domingo 25 de noviembre, no será un día cualquiera. Representa el segundo año de la partida hacia la eternidad del Comandante en Jefe de todos los cubanos, ese hombre gallardo, que vistió el verde olivo, pero también el mono deportivo, y que para los cubanos, siempre se llamará nuestro Fidel Castro Ruz.

Hoy Fidel camina y resplandece cada día más entre nosotros. Su legado, sigue y seguirá, vivo para la eternidad, y entre las grandes pasiones de nuestro líder de la estrella solitaria, el deporte ocupó un sitial especial.

Defensor del deporte como derecho del pueblo y máximo inspirador de los triunfos deportivos de Cuba en los últimos 50 años, Fidel Castro Ruz deja una huella imborrable en el movimiento atlético de la Isla.

Y es que el líder de la Revolución Cubana, como hombre de pueblo con alma de deportista, estuvo en todo momento cercano a los atletas de una pequeña nación que, poco a poco, se hizo gigante en el escenario competitivo internacional.

Querido por todo un pueblo que aprendió a seguir su ejemplo, Fidel se ganó la simpatía y el cariño de cada atleta cubano que, con sus resultados, retribuía su genial idea de llevar el deporte a cada rincón del país.

Sin él, hubiera sido muy difícil alcanzar todas las medallas olímpicas y mundiales que hoy exhibe con orgullo el movimiento deportivo de una Isla y en nuestra provincia de Sancti Spíritus que es respetada en el mundo por contar con exponentes de la talla de Frederich Cepeda.

Cepeda, junto otros muchos yayaberos, como Eriel Sánchez, o Jacintón González dieron gloria a Cuba en disímiles escenarios competitivos, y son el fruto de una Revolución que vio nacer el 23 de febrero de 1961 el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER).

Y en un secreto a muchas voces, el Comandante en Jefe Fidel Castro dejó huellas indelebles en la pelota espirituana. Modesto Verdura y José Antonio Huelga tienen un lugar de honor en nuestra historia.

Claramente recuerdo una de sus afirmaciones: A Fidel le pitcheé en varias inauguraciones y en juegos informales, me acuerdo que prefería que le tirara duro.

El legendario Modesto Verdura Alfonso que en 1963 ganó la categoría de héroe y en los Juegos Panamericanos de Brasil hizo leyenda, pues fue el primer pitcher cubano que le ganó a un equipo estadounidense, de ahí se le bautizó como el “Héroe de Sao Paublo” en ese año también quedó como líder de diferentes departamentos, líder en juegos ganado 7, líder en juegos completos 6, líder en entradas lanzadas 79 y dos tercio y Líder en ponches con 55.

En mil 970 el nombre del guerrillero vuelve a ser noticia en esta parte de la isla. Ese año tras el Mundial de Cartagenas, Cuba se lleva una histórica victoria ante Estados Unidos y el lanzador espirituano José Antonio Huelga, fallecido ya, le gana al conjunto norteamericano en dos ocasiones, la segunda de ellas en el juego decisivo y con escasas horas de descanso entre ambos partidos.

Tal hazaña animó a que Fidel recibiera al conjunto en una amena plática con el pitcher yayabero, y que lo inmortalizara con el seudónimo de Héroe de Cartagena.

En toda la obra deportiva estuvo la mano de Fidel, como sucedió con la eliminación del profesionalismo en 1962, para desde ese momento abandonar por siempre la comercialización en el deporte, y dar paso a la actividad física como derecho del pueblo, masividad que años después y hasta hoy rinde sus frutos.

En cada medalla conquistada estará presente su inmenso legado, ese que nunca olvidaremos.