Centro de Interpretación del Patrimonio de Trinidad a favor de difundir el conocimiento

Diversos proyectos se ponen en práctica desde la sede de la maqueta de la ciudad de Trinidad. Foto: Habana.Radio.cu

Por: Ana Martha Panadés Rodríguez

El Centro de Interpretación del Patrimonio, perteneciente a la Empresa Aldaba, de la Oficina del Conservador de Trinidad y su Valle de los Ingenios, cumple un importante rol a fin de difundir entre escolares, los valores que atesora la Tercera Villa de Cuba, en un estrecho vínculo con escuelas de la localidad. Así lo demuestran las palabras de Mailín Salabarría, promotora cultural de la institución.

Maqueta de Trinidad de Cuba: una ciudad en miniatura

Según sus palabras, el esfuerzo es válido para cultivar y enaltecer valores en defensa de la historia y la cultura del territorio, a partir de ese centro, que ubicado en la intersección de las calles Gutiérrez y Colón, acoge en la actualidad la maqueta de Trinidad.

Los trabajadores del lugar, afirma, consideran que es importante trabajar con ese sector de la sociedad que son los niños, aprovechando la realización de diferentes audiovisuales que hablan sobre la importancia de Trinidad como villa, su arquitectura, lo cual debe ser conocido por los más pequeños.

De esa manera, tras reunir tales materiales, se ha convocado a las escuelas y miércoles y jueves al mediodía, proyectan los materiales completos o por partes, en dependencia de la edad de los escolares, y luego se hacen concursos, incentivando que ellos dibujen su ciudad tal como la piensan.

Los trabajadores del Centro han contribuido a que los niños descubran parte de la ciudad de Trinidad que ellos no conocen, incluyendo los museos que no siempre son visitados. Asimismo, se les amplía su horizonte cultural más allá de la música que escuchan con frecuencia, e incluso la danza.

En esta, declarada como ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, se destaca el quehacer de las manualidades, que llevó a Trinidad a convertirse en Ciudad Artesanal del Mundo, y se les hace saber acerca de la alfarería, una de las tradiciones de mayor arraigo, así como con los tejidos y bordados como la randa, el trabajo con el yarey y otras fibras naturales.

Para Mailín Salabarría este es un gran desafío, para hacer que los niños comprendan y sea fructífero cada encuentro. La modernidad impone el uso de laptops, tabletas, teléfonos celulares, y muchos de ellos ni siquiera disfrutan de los espacios de aventuras de la televisión.

Las nuevas tecnologías, expone, han ido desplazando el contacto de los niños con diferentes manifestaciones culturales de la localidad. Recuperar esos espacios es tarea del Centro de Interpretación del Patrimonio de Trinidad y de sus especialistas.