Por: Joaquín Gómez Serra
Es domingo 26 de mayo; en el Noticiero estelar de la TV Cubana anuncian al comentarista deportivo Pavel Otero. La buena nueva llega de la voz de Yovani Aragón, comisionado nacional de béisbol: el lanzador espirituano Roberto Hernández será llamado a las filas de la preselección del equipo Cuba después que termine la VI Serie Nacional de Béisbol sub 23.
La noticia llega fresca, agradable, aleccionadora a la afición del béisbol en Sancti Spíritus. Honor a quien honor merece, porque el muchacho del norte yayabero se lo ha ganado sobre el box.
Para Robertico, tiene un doble valor después de asumir el reto y la valiente decisión de dejar atrás en República Dominicana, el contrato con la sucursal de los Indios de Cleveland, para regresar a su Batey Colorado, en Yaguajay junto a su hijo, esposa y abuela, sus grandes ídolos.
Su llamado a defender los colores de las cuatro letras lo llena de orgullo, y Robertico está consciente de ese reto. Pero los éxitos sólo persiguen a los valientes, y él es uno de ellos. Lo ha demostrado, porque se arriesgó a regresar, y empezar a entrenar por su cuenta, sin que nadie lo autorizara en los predios del estadio Luis Torres.
El hoy ídolo del pitcheo del sub 23 espirituano no sabía por entonces, lo que le esperaba. Pero mantuvo firme su convicción de llegar bien lejos, desde el box, y entrenando día a día, esperó que le llegara el aviso de que estaba autorizado a defender los colores de Yaguajay en la Serie Provincial de Béisbol.
Desde la lomita del diablo guió a su terruño al subcampeonato, logró lo que hacía muchos años la pelota del norte yayabero no acariciaba. Y con sus rectas y ponches se desbordaron cada uno de nuestros estadios provinciales; como un consagrado, dominó a sus rivales, y todo quedó listo para que Eriel Sánchez lo llamara a integrar la nómina de Sancti Spíritus al nacional sub 23.
Con su olfato y experiencia de mil batallas defendiendo detrás del home plate los colores patrios, el olímpico Eriel, siempre supo que tenía en sus manos un diamante puro, que con sólo 18 años, hay que seguir puliendo, pero que junto a su corazón ciento por ciento cubano y espirituano, estaba hecho para que, con su brazo, llevara a cantar bien lejos a los Gallitos del sub 23.
Y Roberto Hernández lo logró, con una impresionante hoja de servicio en esta etapa clasificatoria, su liderazgo y récord de ponches con 77 y en victorias para un novato, con 7-1, entradas lanzadas con 58, promedio 1.24 pcl, y protagonista de un juego de cero hit cero carreras, dicen a las claras que estamos en presencia de toda una estrella del box.
Más, hagamos un llamado, no nos ceguemos, Robertico Hernández tiene calidad por arrobas, pero aún, es un niño. Mientras Aragón en la televisión dice que será llamado al equipo Cuba y que es elegible para integrar el equipo a la cita en Lima, Perú, en agosto, Rey Vicente Anglada, su manager en Cubadebate expresó: “ya no hay tiempo para los Panamericanos, pero tenemos mucho interés en tenerlo aquí con nosotros”.
Esas son las contradicciones de nuestro béisbol, y de sus dirigentes. El pueblo, la afición, la prensa y todos los que tenemos que ver con el deporte de las bolas y los strikes, sólo pedimos mesura, hay que entender que Robertico Hernández puede llegar a ser uno de los pitchers más grandes de Cuba, pero a pesar de su calidad, éste es un béisbol y aquél es otro, y violar escalones no es aconsejable, porque ante todo, tenemos que cuidarlo a él, a su brazo, que renunció con “pantalones” a más de 300 mil dólares, pero que para los espirituanos vale más que diez millones.
Felicidades campeón, estamos junto a ti. Nos alegramos que seas llamado al equipo Cuba grande, pero cuidado, no se pueden quemar etapas. El béisbol espirituano, tiene varios ejemplos negativos.