Por: Ana Martha Panadés Rodríguez
La temporada alta del turismo en Cuba recién comienza; Trinidad, uno de los destinos cubanos con más atractivos reconocidos, le da la bienvenida después de acometer mejoras en la planta hotelera y extrahoteleras dirigidas elevar el confort y calidad de los servicios, con el propósito de incrementar los ingresos.
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Justamente esta premisa debe distinguir el quehacer de las instalaciones turísticas, sobre todo a partir de este mes y hasta el 30 de abril, fecha en la que crece el arribo de visitantes a la isla caribeña, a tono también con los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución.
Se impone ahora definir y ajustar a estos predios un programa de desarrollo eficiente de la actividad turística, que permita la captación directa de divisas al país, que aún en medio del cerco económico recrudecido por Estados Unidos, impulsa numerosos proyectos de beneficio social.
Reto mayúsculo para directivos y trabajadores del sector, responsables de cerrar filas contra los problemas que entorpecen la eficiencia en la operación turística: la mala calidad en los servicios, quejas en la atención a los clientes y poca profesionalidad; en contraste con las intenciones del MINTUR de reconocer marcas y cadenas en un mercado cada vez más competitivo.
Fuentes del ramo aseguran que el estado de las instalaciones en esta etapa. De cara a la temporada, según declaraciones del delegado del Turismo en la provincia Reinier Rendón, se trabajó en el remozamiento de los centros hoteleros y extrahoteleros, incluida su pintura, la reparación de una de las piscinas del Memories Trinidad del Mar, además del mantenimiento de un grupo importante de habitaciones.
Pero el desarrollo integral del destino Trinidad implica la ejecución de otras labores como la reparación de carreteras, la mejora del paisaje, el alumbrado, la instalación de pozos para garantizar el abasto de agua a los centros turísticos, acciones que no avanzan con la rapidez necesaria y que no siempre están relacionadas con financiamiento.
En los próximos años continuarán las inversiones en este polo; en la ciudad deberán incorporarse los hoteles La popa y Palacio Iznaga, este último con una situación menos favorable; en el Valle de los Ingenios se trabaja hoy en las rutas turísticas y la restauración de otras casas- haciendas, mientras en la península de Ancón se levantan dos nuevas instalaciones hoteleras que incrementarán notablemente las capacidades de alojamiento.
Sin dudas, el desarrollo de la denominada industria del ocio resulta vital en los planes de crecimiento de este territorio, de la provincia y del país. El turismo se ha convertido en uno de los componentes más importantes de las naciones en el aspecto económico, social y cultural. Nuestra ciudad es un ejemplo de ello.
En toda esta etapa, hasta el 30 de abril, Trinidad tiene la posibilidad de confirmar la tesis y aportar ingresos para dinamizar la economía local y de la Isla.
