
Por: Rafael Novoa Pupo
El 11 de abril de 1895, pasadas las 10 de la noche desembarcaron por Playita de Cajobabo, las dos figuras más prominentes de la causa independentista: José Martí y Máximo Gómez, acompañados de Ángel Guerra, Francisco “Paquito” Borrero, Marcos del Rosario, y el capitán espirituano César Salas Zamora.

Sobre este acontecimiento Martí escribió en su diario: “arribamos a una playa de piedras, la playita al pie del Cajobabo, me quedo en el bote el último vaciándolo. Salto. Dicha grande”.

Llegaban a Playita de Cajobabo para contribuir a la guerra iniciada el 24 de febrero de 1895. Martí y Gómez, habían rubricado el 25 de marzo el histórico documento conocido como el Manifiesto de Montecristi, el cual constituía el programa de la Revolución, y definía sus objetivos y propósitos, y como era de esperar, ambos organizadores de la lucha por la libertad de Cuba contra el colonialismo español, estaban ansiosos por ocupar sus puestos en la vanguardia de la lucha armada.

Martí era el Delegado del Partido Revolucionario Cubano, organización creada para dirigir la lucha, y el Generalísimo Gómez ostentaba el máximo grado militar del Ejército Libertador cubano.

El 11 de abril de 1995, cuando se cumplían cien años del hecho, justo a la misma hora que Martí y Gómez, llegaron a Playita de Cajobabo, el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz; hizo ondear nuestra bandera y después de ubicarla en el monumento dijo: “He venido a recibir en el año del Centenario, de manos de Martí, la Bandera de la estrella solitaria, y solo pido que las futuras generaciones la mantengan ondeando para siempre en una patria Libre”.