Por: Juan Carlos Naranjo
El uso de nasobucos no es novedad para los trabajadores de la industria pesquera de Trinidad (INDUSILDA), asentada en la zona marítima de Casilda, adjunta a la Empresa Pesquera Espirituana, EPISAN. Es regla de oro en apuesta por la inocuidad de los alimentos, mucho más en tiempos de COVID-19, cuando crecen las producciones en respuesta a las demandas de la población. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III)
En esta entidad, hombres y mujeres laboran por ahora solamente en un turno de labor y les toca garantizar diversidad de conformados para las unidades que expenden los productos radicadas en la ciudad de Trinidad y en las comunidades de Casilda y Caracusey.
Noel Llorente, director de INDUSILDA explicó que se elaboran conformados como croquetas, picadillo condimentado saborizado, escabeche y el crudo de pescado.
La propia fuente señaló que a pesar de la alta demanda de estas producciones entre la población por su calidad y precios asequibles, han aparecido los baches en el proceso de elaboración.
El directivo hizo alusión a roturas en las cámaras de frío, asunto solucionado junto a la máquina de producir croquetas, a la cual se le realizaron adaptaciones con el propósito de que estas salieran listas para consumir y no en masa como se hacía con anterioridad.
Ha faltado también la materia prima, sin embargo aseguró que para el mes de abril la misma está asegurada para producir cantidades superiores a las actuales de las diversas variedades.
En tiempos de COVID-19 el llamado a producir más no se hace esperar por los hombres de salitre y sol que contra viento y marea han sabido triunfar.