20 de mayo de 1902, nace la República (mediatizada)

Por: Rafael Novoa Pupo

El 20 de mayo de 1902 las autoridades interventoras estadounidenses entregaron el poder al primer presidente  cubano Don Tomas Estrada Palma. En La Habana, y en otras  ciudades y poblados del país fue festejada la proclamación de la República después de 30 años de lucha por la independencia.

Foto: Bohemia

Ese día, miles de personas se aglomeraron a lo largo de la bahía habanera y frente al Palacio de los Capitanes Generales para contemplar cómo en ese edificio y en el Castillo de los Tres Reyes del Morro arriaron  la bandera estadounidense y se izó la de la estrella solitaria, mientras globos con banderas cubanas se elevaban y arcos triunfales hechos de madera se alzaron en toda la Isla,  con motivos patrióticos o  relativos a la amistad con el presuntamente desinteresado vecino del Norte.

Máximo Gómez izando la bandera cubana después del ceremonial del inicio de la Republica en 1902; a su lado el General Leonardo Wood. Foto: Gómez de la Carrera. Publicada en Cubaperiodistas.

Tomas Estrada Palma, quien había sucedido a José Martí en el cargo de Delegado del Partido Revolucionario Cubano, ahora asumía la presidencia del país, al frente de un gobierno al que no le era nada fácil actuar en medio de un territorio prácticamente devastado por más de treinta años de guerra con España, y que terminó con la intervención y posterior ocupación militar norteamericana.

Previo al acto de instauración de la República, trascendida en la historia patria con el apellido de Neocolonial, le había sido endosada a su Constitución la Enmienda Platt, quedándose así totalmente anulado el espíritu independentista, que movió a miles de patriotas a empuñar las armas contra el régimen colonial esclavista español.

Voces dignas como las de Juan Gualberto Gómez y Salvador Cisneros Betancourt, se levantaron en abierta oposición a la referida Enmienda, pero la Constitución de 1901 con apéndice y todo, fue aprobada por la mayoría de los asambleístas cubanos.

Es válido destacar que una gran mayoría de los compatriotas esperaban que Estrada Palma asumiera la magistratura del país, guiado por el espíritu de patriotismo que lo convirtiera en un aguerrido y valiente Mayor General del Ejército Libertador, y como continuador del legado político martiano.

Estrada Palma. Foto: Internet

Muy lejos de ello estuvo la realidad, agravada porque en la práctica el primer Presidente de la Neocolonia estaba deslumbrado por la filosofía capitalista, y por los avances económicos en la sociedad norteamericana, lo que desembocó irremediablemente, en una nación dependiente.

Así mismo, Estrada Palma creó las condiciones para una nueva intervención militar al año siguiente, pues antes había afianzado el poder norteamericano en Cuba con el Tratado Permanente de 1903, para en caso de que fuera derogada la Enmienda Platt, como sucedió en 1934, sus amos no perdieran la hegemonía en nuestro territorio hasta nuestros días, con la presencia ilegal en la Base Naval de Guantánamo.

Sobre la Enmienda Platt, el líder de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz, apuntó en sus reflexiones “El Imperio y la isla independiente” lo siguiente: “Lo peor de la Enmienda fue la hipocresía, el engaño, el maquiavelismo y el cinismo con que elaboraron el plan para apoderarse de Cuba”.

La República neocolonial llevó en su esencia la inspiración de varias generaciones de cubanos a sostener la lucha por la independencia, a no aceptar la sumisión, la humillación y las miserias, que las generaciones posteriores al Triunfo de la Revolución cubana, el primero de enero de 1959, no sufrieron, pero que deben conocer y no pueden obviar.

La neocolonia. Foto: Internet

A las doce horas del 20 de mayo de 1902, se llevó a cabo en el palacio de la Plaza de Armas en La Habana, la ceremonia de transmisión de poderes, donde Leonard Wood, gobernador militar de la Isla en representación de los Estados Unidos, leyó dos documentos: uno firmado por Theodore Roosevelt, Presidente de la Unión, y otro suscrito por él. Ambos estaban dirigidos al Presidente y al Congreso de la República de Cuba.

El de Roosevelt expresó sus votos por el buen éxito del nuevo gobierno y por el mantenimiento de la amistad entre los Estados Unidos y Cuba. El de Wood, entró en consideraciones acerca de la administración que cesaba, y declaró terminados la ocupación y el gobierno de la Isla por la Unión.

La Isla de Pinos, quedaba bajo la jurisdicción de Cuba, a reserva de lo que sobre su situación jurídica definitiva acordasen los gobiernos de Washington y La Habana.

Neocolonia. Foto: Internet

De igual modo, el cambio de banderas se efectuó en los mismos momentos en que se producía en Palacio la ceremonia en que hablaron Wood y Estrada Palma, quien minutos después, requerido por el Tribunal Supremo de justicia, prometió por su honor desempeñar fielmente su cargo, cumpliendo y haciendo cumplir la Constitución y las Leyes del país.

Desde el infierno, Teddy Roosevelt alza el garrote, y Harry S. Truman, revivido en Donald Trump, amenaza con la guerra nuclear.

Pero aquí está Cuba dispuesta a continuar la obra de José Martí, de Fidel, de Raúl Castro, y de los miles de próceres que han muerto por nuestra independencia.

Los días de la neocolonia nacida el 20 de mayo de 1902, no volverán jamás. No será de nuevo la República de “Generales y Doctores”, sino seguirá siendo la martiana de “Con todos y para el bien de todos”.