Por fin, ¿cuándo concluye el acueducto en la sureña villa?, ¿por qué en muchas áreas terminadas el servicio no ha mejorado y se mantiene más o menos con las mismas penas?, ¿se crearon falsas expectativas con esta obra? Recursos Hidráulicos responde estas y otras preguntas sobre el programa de rehabilitación en esa ciudad
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Durante los últimos años Trinidad se ha convertido en una ciudad desecada, con notables dificultades para mantener el abasto de agua potable a sus vecinos. Con vistas a superar de forma definitiva ese peliagudo escenario, desde el 2012 comenzó en la villa un programa para rehabilitar su sistema de acueducto y alcantarillado.
Luego de publicar el parecer de trinitarios, constructores y autoridades gubernamentales de este territorio sobre una compleja obra que apenas supera la mitad de su ejecución casi una década después de iniciada, he aquí escucha la opinión resumida de dos representantes de Recursos Hidráulicos, pieza clave en este acróstico: Michel Sorroche Ruiz (MS), director de Acueducto en ese municipio, y Yoisel López (YL), director del proyecto de colaboración y coordinador de esta inversión.
¿Qué se ha terminado de lo previsto en objetos de obra claves como fuentes de abasto, grandes conductoras, estaciones de bombeo y redes internas?
MSR: La mayoría de las grandes conductoras están ya rehabilitadas, con excepción de Arenas de Algaba y San Juan de Letrán. El tanque que va a abastecer definitivamente la ciudad está en movimiento de tierra y debe hacerse el próximo año. Las estaciones de bombeo se han dotado de equipos nuevos y gracias a eso estamos hoy solventando la situación de la sequía. En las redes internas se han hecho cuatro circuitos de 11 que hay que hacer.
El avance del acueducto no ha sido todo el que esperábamos, pero a partir de las posibilidades que ha tenido el país ha avanzado. Sin estar satisfechos, la inversión ha desempeñado un papel importante en el desarrollo del acueducto de Trinidad; no obstante, se pudo haber hecho más, pero las situaciones que conocemos lo han impedido, pienso que hay una estrategia clara para seguir avanzando.
YL: El proyecto en general está a un 50 por ciento de ejecución física, a pesar del atraso. En el alcantarillado lo que hemos hecho son los grandes colectores de residuales, la columna vertebral que nos permitirá implementar lo demás después dentro de la ciudad.
¿En qué pretenden avanzar este año, fundamentalmente?
YL: Además de terminar La Purísima, debemos dar varias soluciones a los residuales, concluir la calle Simón Bolívar (Desengaño) con todo, además de otras obras colaterales. A medida que pase el año debemos entrar con otras fuerzas en Plaza de la Revolución, Primero de Mayo a implementar el alcantarillado, que lo empezamos en el 2020. El año que viene debemos incrementar las fuerzas constructoras dentro de la ciudad.
Otro aspecto fundamental que va a tener impacto en la población es la ejecución de la estación de rebombeo en el oeste de la ciudad y del nuevo tanque apoyado. Estas dos acciones están previstas entre el 2021 y el 2023.
¿Y cuentan con los recursos garantizados para ejecutarlo?
YL: Tenemos el ciento por ciento de los recursos materiales garantizados para ejecutar esas obras.
Pero lo más difícil de rehabilitar en una ciudad antigua y con valores patrimoniales como Trinidad son las redes internas, por lo que implica la agresividad de esa intervención.
YL: Se hicieron nuevas redes en Casilda, Media Legua, la Pitilla, Primero de Mayo, el reparto Lino Salabarría, Los Cedros y estamos interviniendo La Purísima, que es lo único que se ha hecho con los fondos de la OPEP, además de lo que hemos avanzado en Desengaño, esa calle debemos concluirla este año, se ha dilatado, ya ahí no queda más margen para la espera.
¿Por qué después de dos años aún no se concluye esa calle?
YL: Allí ha habido situaciones objetivas y subjetivas: falta de preparación de los constructores, problemas en la preparación de la obra que es compleja, falta de coordinación, junto a la situación económica del país. Todo eso además de la COVID-19, la inestabilidad del constructor, falta de recursos como cemento para el hormigonado y de un equipo especializado que es de balance nacional y hay que coordinarlo. Eso ha atentado contra el reinicio de la obra.
Ahí empezamos a fines del 2019, los trabajos tuvieron un nivel de complejidad para el cual no estábamos preparados ninguno de los que lo enfrentamos, teníamos la idea de cómo hacerlo técnicamente, pero la realidad fue mucho más rica. Hoy tenemos el ciento por ciento de los recursos para continuar y el constructor concilió la contratación del equipo que es la zanjadora. Estamos a la espera de la disponibilidad del cemento para reiniciar los trabajos y cruzar la calle que tiene una gran complejidad, es la que viene de Cienfuegos, hay que hacerlo en poco tiempo para no afectar el tránsito. Quedan 60 o 70 metros de complejidad máxima. Las dos cuadras terminadas tienen servicio por redes nuevas, pero se alimentan de las redes viejas y tampoco pueden ver el beneficio hasta que no se termine.
Si en Casilda ya se terminaron los trabajos, ¿cuál razón impide explotar las instalaciones?
MSR: No tienen valor de uso todavía porque las conexiones de las viviendas no se han ejecutado por no existir los recursos, lo que falta es del metro-contador a la vivienda, todo lo demás está terminado.
¿A cuántos trinitarios ya ha beneficiado la inversión y hasta qué punto ha sido ese beneficio?
YL: Impactamos la zona baja, que tenía grandes dificultades con el abasto. Logramos dividir la ciudad en zona alta y zona baja a partir de calle Carmen y redujimos los ciclos en ese sector, eran en sequía entre 15 y 21 días y con este sistema que lleva dos años de funcionamiento han disminuido a entre 10 y siete días, en dependencia de la época del año. Eso ha impactado alrededor de 20 000 personas de la zona baja.
En el caso del alcantarillado la ejecución es más lenta y solamente hemos logrado terminar, y todavía no tiene valor de uso, el colector principal de Simón Bolívar. Hoy estamos interviniendo el circuito cinco en La Purísima en agua y alcantarillado, donde al cierre del año debemos impactar más de 2 000 habitantes.
MSR: Anteriormente le tirábamos agua a la zona baja casi completa, se extendían los ciclos a más de 20 días, existían grandes pérdidas en las conductoras principales de abasto a la ciudad, por ejemplo, se bombeaban 200 litros por segundo y al tanque llegaban 25. Hoy eso no es así, el 80 por ciento del agua que bombeamos llega a los tanques. Aunque el impacto no es el que nosotros queremos, sí hay mejoras en el servicio. Sabemos que la población está insatisfecha con los ciclos, con la calidad del servicio porque hoy no se ha terminado totalmente la inversión.
¿Por qué en muchas áreas terminadas el servicio no ha mejorado y se mantiene más o menos con las mismas penas?
YL: Primero estamos restableciendo las redes para disminuir salideros y creando la infraestructura donde no existe. También hay que poner metro-contadores, que garantizan el autoahorro de la población, para contribuir a que otros sectores reciban esa agua. Y con todo eso quizás dejarlos en las mismas condiciones de tiempo de servicio que tenían anteriormente.
Este es un proceso inversionista que va en progresión, cuando avance el resto de la infraestructura en todas las etapas que nos quedan los tiempos medios de servicio deben ir disminuyendo hasta llegar al idilio de agua las 24 horas o por lo menos diariamente en todos los sectores. El acueducto de Trinidad es bastante complejo, demanda tiempo y recursos, pero que no quepa duda que en un momento determinado se va a ver el impacto.
MSR: Usted tiene razón, lo que pasa es que las fuentes definitivas de abasto de la ciudad no se han ejecutado, se han rehabilitado las fuentes actuales, pero las nuevas que le van a dar el abasto definitivo a la ciudad no se tienen.
La nueva fuente de Arenas de Algaba no se ha concluido, ¿son suficientes las fuentes de abasto para cubrir las necesidades de toda la ciudad a diario?
YL: La perforación de los nuevos pozos de Arenas de Algaba es el único acuerdo que nos va quedando pendiente. Como parte del proyecto con financiamiento externo solo se contempló la adquisición de la tecnología para implementar la perforación, dejar los pozos listos y en espera de los equipos de bombeo. Estamos importando para completar la tecnología de las máquinas y poder hacer los diámetros que son de 900 milímetros, no es un simple pozo. Queremos certificar que sí hay agua, tenemos la fuente segura y que no le quepa duda al pueblo trinitario de que ese sueño se va a hacer realidad en algún momento.
El cronograma de esta obra ha cambiado más de una vez. ¿Por fin cuándo aspiran a concluir el acueducto de Trinidad: más cerca del 2021 o del 2030?
YL: Eso es una gran incertidumbre. La primera fase, que cubre el 64 por ciento de la ciudad, estaba pactada a cinco años con el proveedor externo, el fondo OPEP para el desarrollo internacional. Por ley y por acuerdo debía concluir en el 2021, pero se está reprogramando para no menos de otros dos años.
Estamos pidiendo una prórroga por el impacto negativo del bloqueo, que nos ha imposibilitado avanzar un poco más y ha obligado a reorientar los cronogramas, y de la COVID-19, que imposibilita una estabilidad de la fuerza de trabajo, a pesar del esfuerzo y la prioridad que el Estado le da a esta obra. En cuatro ocasiones hubo que sacar a los constructores por la situación epidemiológica. Se hizo lo posible y lo imposible por cumplir los términos y los acuerdos.
Ya se han gastado casi 15 millones de dólares del crédito de la OPEP, ¿se corresponde ese gasto con la ejecución lograda?
YL: Sí, en términos generales el acuerdo de préstamo y el proyecto se encuentran a un 50 por ciento de ejecución, a pesar del atraso que existe en la ejecución de las redes dentro de la ciudad, fundamentalmente.
Debido al notable atraso, ¿no existe peligro de perder el crédito de la OPEP?
No, ya empezó la renegociación para la extensión por dos años más. Tenemos recursos materiales para avanzar en el plan de este año y el próximo. Tenemos recursos humanos, lo único que pudiera impedir avanzar es la situación económico-financiera del país, el tema combustible. Tenemos claro el replanteo para ir avanzando y los ritmos deben ir acelerándose para lograr después un segundo préstamo para al Centro Histórico.
¿Por fin la obra beneficiará solo al 64 por ciento de la población o a toda Trinidad?
YL: El resultado final de la rehabilitación integral es para el ciento por ciento de la ciudad en varias etapas. La primera incluye este proyecto de colaboración con fondos externos de la OPEP que cubre al 64 por ciento de Trinidad. Después vendrá una segunda etapa con este u otro proveedor externo para alcanzar toda la villa y otras comunidades. Puede que nos demoremos un tiempo, depende de la situación financiera, pero sería ilógico dejar fuera el Centro Histórico que tiene la situación más complicada con el abasto y desde el punto de vista técnico por sus tantos años de historia. Siempre el Estado buscará la forma para intervenir en todo.
¿Cómo valora el desempeño de las distintas fuerzas constructoras?
YL: Es algo nuevo para los constructores intervenir el alcantarillado, hacía años que el país no hacía una inversión de tal envergadura y tomó un tiempo para que adecuaran su estilo de trabajo, para que se entrenaran y especializaran. Ya están en condiciones todas las brigadas de acometer ambas redes y de avanzar un poco más que lo que hemos avanzado.
Pero, en algunos lugares como en La Pitilla o en el reparto Salabarría los pobladores mencionan chapucerías lamentables.
YL: Habría que revisar. En la Pitilla hay escurrimientos que vienen de salideros y vertimientos inconscientes de la zona alta. Puede haber la percepción de que las redes nuevas tienen problemas y no ser así en la mayoría de los casos, puede haber algún salidero.
Los habitantes de determinadas zonas, como La Purísima y La Pitilla, presentan problemas con el abasto, fundamentalmente por las diferencias de relieve, ¿el proyecto no previó esa realidad?, ¿qué solución van a aplicar?
YL: En Simón Bolívar es un problema de operaciones porque es el acueducto viejo, final de red y tiene problemas técnicos. Cuando avancemos y alcancemos calle Carmen la situación debe mejorar allí. En La Purísima sí se previeron las diferencias de relieve, el ciento por ciento de las viviendas va a mantener agua por igual cuando le corresponda, el ciclo lo determina Acueducto.
Puede haber una afectación puntual, una obstrucción. También hay mucha subjetividad en los criterios, tenemos que actuar con el Gobierno para informar y contribuir a cambiar la mentalidad. Vamos a revisar las situaciones puntuales. Lo que hicimos y lo que estamos haciendo al final del año van a tener otra cara.
MSR: En La Purísima todavía hoy no se puede llegar a esa conclusión porque ahí hoy los atrasos del servicio se deben a las afectaciones que se están produciendo con la ejecución de la inversión. La Pitilla no se ha terminado todavía, depende del nuevo tanque que se va a hacer, allí no había redes, se hicieron nuevas y se conectaron a las conductoras para poder aliviar la situación y eliminar las pérdidas.
Muchos trinitarios, incluidos algunos llaveros del acueducto, defienden la idea de ubicar válvulas intermedias para distribuir de forma más equitativa el agua.
YL: La nueva concepción del acueducto incluye la menor cantidad de válvulas posibles. A veces nos hacemos eco de criterios que no están bien fundamentados. La rehabilitación integral de Trinidad es para ordenar lo desordenado, a medida que vayamos avanzando los resultados se harán palpables. Está establecido por norma trabajar con un sector y no con microsectores. Esto es una manera diferente de hacer, de administrar el acueducto y también hay que cambiar la mentalidad, pero eso sucederá cuando se vea el beneficio.
¿Cómo se explica que en algunas calles de La Pitilla, por ejemplo Concordia, corran ríos de agua clara y en algunas casas reciban el servicio una vez cada 15 días?
YL: Esa agua sale de las tuberías viejas, acometidas abiertas, vamos a revisar.
MSR: La calle Concordia siempre fue la vaguada natural de toda esa zona, como la cañada de la ciudad. Hoy al dar el servicio y tener un estado muy crítico de las redes ahí, toda el agua que se bota en la zona alta —ya sea por salideros, indisciplinas u otras causas— corre desde el extremo más alto a los puntos más bajos.
¿Por qué Acueducto no soluciona al menos los salideros más notables que vienen desde arriba?
MSR: Acueducto tiene un programa de salideros que trabaja diariamente a partir de las fuerzas con que dispone, pero la solución definitiva es la inversión porque hoy no tenemos todos los recursos para poder hacer la rehabilitación integral de esa zona, vamos cogiendo los salideros más grandes y que más afectan el servicio.
¿Considera la actuación de Acueducto lo suficientemente enérgica para preservar la obra ante indisciplinas que ya se aprecian?
YL: Acueducto ha permanecido desde el inicio con nosotros porque no podemos intervenir una ciudad si no estamos acoplados. Se le compraron medios por el Proyecto para mantener la sostenibilidad de la obra. Pero, no toda la responsabilidad de la salvaguarda de la infraestructura recae en Acueducto, un peso importante lo tiene la sociedad. Estamos padeciendo vandalismo, se están robando metro-contadores ya puestos. Es responsabilidad de cada cual velar su acometida. La población tampoco debe dejar que el agua se bote indiscriminadamente. Si no contamos con el apoyo de la población difícilmente podamos lograr los objetivos.
MSR: Nuestro actuar no ha sido lo suficientemente enérgico, pero hoy las principales indisciplinas se encuentran en lugares donde se construyó de manera ilegal y hay una población allá arriba que no hay forma de abastecerla si no es por esa vía, entonces a la hora de ser enérgico hay que tener en cuenta todos esos elementos.
¿Dirigir el proyecto desde Sancti Spíritus, a más de 70 kilómetros, no entorpece la ejecución de la obra?
YL: Nosotros tenemos presencia en Trinidad, el año pasado completo estuvimos allí. A partir del proceso de unificación monetaria fue difícil encontrar hospedaje, pero ya nos incorporamos de forma permanente y en los primeros meses del año íbamos a dar vueltas dos o tres veces a la semana. Los compañeros de Proyecto hacen los controles de autor todas las semanas, supervisan.
Vamos a mejorar, debemos tener nuestras oficinas en Trinidad, después de años esperando, con más condiciones para administrar, pero eso no es un impedimento para hacer nuestro trabajo. No tenemos todas las condiciones para estar allí, pero hacemos un seguimiento detallado, coordinamos, con el teléfono se hacen maravillas, la comunicación es constante, entre el 80 y el 90 por ciento de las gestiones de coordinación son vía telefónica.
Pero a través del teléfono no pueden controlar la realidad ni la calidad de la obra.
YL: La presencia allí de nosotros es fundamental. Vamos a hacer todo lo posible por estar allí el tiempo que sea necesario. Que no se vea nuestra presencia no quiere decir que no estemos, siempre lo estamos revisando todo. En el tema de las explicaciones a la población es muy importante el acompañamiento del Gobierno, de las autoridades del territorio con un mecanismo más activo de comunicación para que nuestro trabajo se entienda, se aclaren dudas y falsos conceptos.
Ya se ha gastado buena parte del financiamiento y el beneficio no se corresponde con lo esperado, ¿acaso se crearon falsas expectativas con el acueducto de Trinidad?
MSR: No coincido con eso. No se ha terminado el proyecto y estoy casi seguro de que lo que se ha gastado se corresponde con lo previsto, pero la gente no tiene el conocimiento de que el problema fundamental está en las nuevas fuentes, que hoy no las tenemos, pero se trabaja en su proyección y en todas las acciones para que aporten los resultados que esperamos.
YL: Siempre hemos dicho que esta es una rehabilitación a largo plazo, que el impacto demora. No hacemos nada con intervenir la ciudad si no interveníamos antes, como está establecido, fuentes, conductoras, tanques, rebombeos, infraestructura de apoyo que estaba en mal estado.
En Trinidad no se percibe lo que hemos hecho porque los ciclos de agua se han mantenido estables y a veces con deterioro por la situación de San Juan de Letrán. En general, en las últimas dos sequías los ciclos se han mantenido prolongados pero estables. Si no hubiésemos hecho todo lo que hemos hecho, Trinidad hubiera presentado dificultades mayores con el sistema de abasto.
Pero el beneficio total de agua casi todos los días o todos los días como sueñan los trinitarios será cuando terminemos el ciento por ciento de la infraestructura con la incorporación de los pozos de Algaba. Cuando terminemos el 64 por ciento que estamos ejecutando ahora, van a tener solo un servicio mejorado. (Tomado de Escambray).