Girón de “victorias” en estadio espirituano

Un cartel lumínico que dice Estadio Victoria de Girón señaliza la entrada a la instalación

Por: Joaquín Gómez Serra

Ya se siente el latir de un nuevo Girón de “victorias” en el estadio espirituano. Que tiemblen los débiles, con la tropa de Jorge Morell sólo hay cabida para los “guapos” que tienen deseos de trabajar, de aportar a la causa de la antigua “Olla de Presión”, esa instalación que hace más de tres décadas vibró con los jonrones de Antonio Muñoz, o con el Gallo canelo que, Cuti el tintorero tiraba al aire, para que todo un pueblo que inundaba sus gradas, sin creer en el Astro Rey, gritara al unísono: “Pican Los Gallos”.

La revitalización del Girón se puede considerar como una de las mayores obras de choque que ya hoy resplandecen a ojos vistas de transeúntes, ahora que se cumple el 507 aniversario de la fundada en la Villa del Yayabo.

El “paraíso de los jonrones”, como también se le llamaba, con la apertura del Coloso del Huelga, pasó al olvido, y quedó marginado por completo. Desde entonces, empezaron a pastar por su terreno y por el césped de los jardines vacas y caballos, mientras los muchachos de los alrededores realizaban pitenes de pelota o practicaban fútbol.

El Museo de la Historia con los peloteros campeones de los años 78-79 fue creado en el lobby del estadio

Pero por suerte para el movimiento deportivo en la cabecera municipal, se lanzó la idea de “remozar en grande” al Girón espirituano. Autoridades del Gobierno y el Partido se enfrentaron al reto planteado por el INDER, le metieron el pecho, y le entregaron fondos ascendentes a más de 500 mil pesos.

Nadie pensó, por entonces, que estos “locos bien cuerdos” del movimiento deportivo en esta tierra, revivieran a un estadio, echado al olvido, y que pocos pensaron y confiaron, que aquella instalación beisbolera, nacido en junio de 1955, y que desde entonces fue la plaza principal de la pelota yayabera, resurgiera como el Ave Fénix.

Los grandes autores de la obra: muchos, todos, pero muy en especial, un pequeño gigante, de 1.66 metros, que se nombra Jorge Morell Valdivia. Sin creer en días, sol, y lluvia se unieron en trinchera, y a los trabajadores del sectorial municipal, se les unieron como si fuera su puesto de combate los hombres y mujeres de los combinados deportivos Julio Antonio Mella, del Mártires de Barbados, del Eduardo García y del rural Raúl Abstengo.

Excelentes cabinas radiales y televisivas fueron acondicionadas para futuras trasmisiones

Ellos no han tenido horas, ni días para enfrentar la obra que hoy resplandece a ojos vista de incrédulos y de enamorados de un estadio que, aunque no se pudo reinaugurar debido a la difícil situación epidemiológica por la que atraviesa la provincia, es un canto a la entrega de estos hombres y mujeres que prometieron que cumplirían, y así lo hicieron, por lo que el Girón resurge con el latido de las notas musicales: “Yayabo está en la calle, con su último detalle y su ritmo sin igual”.

El estadio Victoria de Girón es una realidad. José Martí, nuestro Apóstol, con esa visión de futuro que siempre tuvo manifestó: “Hacer es la mejor manera de decir. Pero mientras haya obra que hacer; un hombre entero no tiene derecho a reposar”.

 Para los que seguimos día tras día la obra, a los que nos enamoramos desde el principio por el esfuerzo, a los que hace más de cuatro décadas sudamos a cántaros en las gradas del Victoria de Girón, siguiendo a la tropa de Owen Blandino, el Gallo mayor, sólo nos queda decir a ese colectivo de Gigantes del INDER de Sancti Spíritus, otra frase de Martí: “Reconocer…. es una palabra tan importante, que se escribe igual al derecho que al revés”

Una cátedra de béisbol del municipio y nuevas cafeterías fueron creadas por los bancos del estadio