Por: Alipio Martínez Romero
Asentado en las costumbres de los anteriores, el primero a la derecha del otrora Cine Principal y el segundo contiguo al Hotel La Ronda, el nuevo Bar Frío de la Tercera Villa de Cuba, se distingue por la originalidad de promover la tradición, pero con el eslogan de crear entre sus clientes una cultura alcohólica con muchos, pero que desde estilos de vida y saberes, ingieran poco. Esas prácticas con bases profesionales se proponen compartirlas y mejorarlas mediante un proyecto de desarrollo local con la Empresa Aldaba de la Oficina del Conservador de la Ciudad.
La instalación con sede en calle Gracia entre Colón y San Procopio, también de cierta manera recrea en sus 57 metros cuadrados un ambiente similar al Café Brasilero, de la avenida Ituzaingo con número en la fachada 1447, barrio Ciudad Vieja de Montevideo Uruguay, catalogado entre los bares más emblemáticos del mundo, pero el nuestro sin perder el sello de la cubanía.
El proyecto del Bar Frío de Trinidad se relaciona con la actual soberanía alimentaria al estimular la idea del movimiento popular de los Comités de Defensa de la Revolución “Cultiva tu pedacito”, al sembrar variedades de plantas de vegetales y frutas, cuyas posturas para lograr su fomento comparten con la Empresa Agroforestal y otras entidades interesadas en el verdor de la urbe, válido para propiciar el oxigeno necesario a los seres humanos.
De acuerdo con su propietario Orelvis Francisco Lavilla, con una experiencia de más de veinte años en el sector de la hotelería y el turismo, mantienen un acercamiento con Havana Club Internacional, empresa mixta entre la corporación CubaRon y el grupo francés Pernord Ricard, encargados de producir y comercializar el producto cubano en el exterior.
Por la COVID-19, los trabajadores del Bar Frío han modificado su objeto social al expender solo alimentos para llevar, crean sus propios ingredientes, al elaborar in situ unos doce productos favorables a la salud como queso crema, leche condensada, mayonesa sin huevo, ácido cítrico y azúcar invertida, incluido el uso de plantas medicinales para los cócteles sin afectar la salud y la calidad.
El colectivo compuesto por cinco trabajadores por cuenta propia, se ha propuesto además resolver problemas sociales con la entrega innovadora de ceniceros ideados con materiales de desechos, idea todavía en vías de materializarse, los cuales distribuidos por la ciudad evitarían a los fumadores arrojar colillas de cigarros al pavimento; además de incursionar en el temas de la historia, el arte, y la cultura universal con el propósito de hacer más placentera la estancia de los usuarios.