Por: José Rafael Gómez Reguera
Si bien aprovechar los recursos forestales con diversos fines, es imperioso para la economía, no lo es menos cumplir con los planes de siembra en pos del cuidado del medio ambiente, para propiciar mayores niveles de precipitación y limpieza del aire que respiramos, y satisfacer, en la medida de lo posible, necesidades del país, tareas diarias en las cuales se enfrascan los trabajadores forestales, quienes hoy celebran su día.
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Aunque duele ver cómo zonas forestales son arrasadas por las llamas, unas veces por descuido, y otras por francas violaciones de las normas protectoras de las áreas boscosas, ello no constituye la generalidad en un sector que sabe que de sus resultados dependen las presentes y futuras generaciones de cubanos.
Producir carbón vegetal, garantizar la madera necesaria para casas de cultivo y construcciones diversas, quehacer de los aserríos mediante; responder a las necesidades de la industria del mueble y de otros sectores de la producción y los servicios, devienen incentivos que, ellos lo saben, se revierten no solo en mejoras para el territorio, la provincia y la nación, sino también para la economía de cada cual.
Cumpliendo con tradiciones, los forestales celebraron hoy su día con movilizaciones hacia las zonas de siembra, como homenaje al mártir del sector, Álvaro Barba Machado, de manera que se impulsen los planes previstos en cada lugar, aprovechando la humedad de los suelos por las recientes lluvias primaverales, además de reconocer a quienes más han sobresalido en este ámbito.
Pero las siembras forestales siempre tendrán que ir mucho más allá de una fecha. En tiempos en que la pandemia ha restringido actividades económicas, aprovechar esa fuerza inactiva es todo un reto, sin que mermen productividad y eficiencia, porque para tarea se necesitan entrega y sacrificios.
Propiciar la buena salud de los viveros forestales, ver crecer los árboles, cuidar los terrenos ya plantados y supervisar para replantar allí donde resulte necesario, tomar decisiones en las áreas a talar y posteriormente a repoblar, garantizar que los aserríos ronroneen con los motores a todo dar y de ellos salgan tanto la madera beneficiada como la que tendrá otros usos no fabriles; hacer carbón con las especies adecuadas… Hay de todo en el mundo forestal, del que tanta experiencia acumulada puede enorgullecerse el municipio de Trinidad.