Por: Ana Martha Panadés Rodríguez
Muy lejos aún de las necesidades locales, el sistema de la agricultura en Trinidad logra estabilizar el programa de autoabastecimiento territorial con la entrega de alrededor de 25 libras per cápita mensuales y el incremento de áreas destinadas a los cultivos varios en los polos productivos del municipio.
Pese al esfuerzo de las diversas formas productivas, la oferta de estos productos en las placitas y establecimientos de Acopio todavía resulta insuficiente, mientras el bolsillo de los trinitarios se resiente con los precios abusivos y especulativos que exigen un accionar más enérgico por parte de los organismos competentes y del pueblo en general.
Ante el déficit de recursos a causa del recrudecimiento del bloqueo y el impacto de la pandemia, los productores sureños apelan a diversas iniciativas como el empleo de la agroecología en función de incrementar los rendimientos y combatir las plagas, así como el uso de la tracción animal en la preparación de tierras.
Entre los aciertos se destaca además la extensión de las casas de cultivo, sobre todo en las bases productivas ubicadas en áreas del Valle de los Ingenios, las cuales garantizan hoy diversas producciones y niveles considerables de posturas para la siembra.
Se trata de alternativas que prueban su eficacia con la reanimación de algunos renglones agrícolas como las hortalizas, el plátano y el café, decisivos en la entrega de productos previstos en el autoabastecimiento territorial, el balance nacional, e incluso la exportación, como fuente además para generar divisas.
La delegada de la agricultura en Trinidad, Yamatsi Rodríguez Marcos, aseguró que en esta campaña de primavera se impulsa especialmente la siembra de granos, como el maíz, frijol caupí y garbanzo, con altos rendimientos en etapas precedentes y decisivos en el propósito de sustituir importaciones.