Trinidad de Cuba: Alerta ante crecimiento de casos positivos de la COVID-19

Trinidad inició el mes de julio en medio de un complejo escenario epidemiológico.
Trinidad en medio de un complejo escenario epidemiológico.

Reportar 144 casos confirmados del SARS-CoV-2 en solo 24 horas es una cifra sobrecogedora e inimaginable. Peor si le sumamos un fallecido reportado al cierre del jueves. Sin embargo, se mantiene, peligrosamente, la indisciplina social

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Por: José Rafael Gómez Reguera

Difícilmente alguien pudiera imaginarse que en tan solo 24 horas el municipio de Trinidad, al centro sur de Cuba, reportara más de cien casos positivos del SARS-CoV-2, causante de la COVID-19. Pero por si eso fuera poco, al cierre de la jornada anterior (jueves), este municipio espirituano daba cuenta de ¡144 casos! Se ha triplicado de un día a otro pues ayer fueron 51, cantidad también considerable. O sea, nos hemos acercado al amanecer de este viernes al centenar y medio de personas contagiadas.

La cifra es verdaderamente sobrecogedora. Es la mayor de toda la pandemia. Y al cierre del jueves, también la mayor de toda la provincia de Sancti Spíritus. Pero así y todo, la vida citadina da cuenta de colas desorganizadas y aglomeraciones injustificadas desde el amanecer, lo mismo en comercios que en panaderías especializadas o centros de la industria alimentaria, pescaderías, bodegas… Al menos es lo que se ve en la ciudad, aunque probablemente en otras comunidades no sea muy diferente. Y casi todos sin atender las orientaciones de las autoridades sanitarias.

No se está cumpliendo el necesario distanciamiento físico ante la alta contagiosidad y letalidad de las variantes circulantes en el país con personas encimadas unas a otras, incluso con el uso del nasobuco (no todos confeccionados con las tres capas necesarias). Peor si a ello se suma el hecho de no portar ningún desinfectante de manos utilizado con frecuencia.

Una rápida mirada en derredor podrá comprobar, asimismo, personas consumiendo alimentos en plena vía pública, como una embarazada que, a la par de comer, conversaba animadamente con otra mujer, con el nasubuco en la barbilla, en los alrededores de la farmacia del reparto bautizado popularmente como “Polvo Rojo”. A su manera, “sí se estaba protegiendo”, como si ya por portar el aditamento, en sí, fuera suficiente.

Tal situación complica el panorama trinitario, donde son sistemáticos los análisis, los llamados de las autoridades políticas y gubernamentales, a redoblar la exigencia y el control, a cumplir las orientaciones del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), reiteradas una y otra vez en la radio local y el carro altoparlante, medidas que no debieran caer en saco roto.

Solo tras el mediodía se aprecia cierta disminución del tránsito de personas y vehículos automotores, con el cierre de los comercios y demás establecimientos que prestan servicio, aunque eso de “para llevar” suele violarse indiscriminadamente en las mismas puertas de los lugares donde se venden alimentos ligeros. También se viola la prohibición de tránsito de vehículos automotores y ciclos después de las dos de la tarde, cuando solo estarían autorizados los equipos en función de la Salud y otras tareas urgentes de la economía, debidamente señalizados.

Vale, entonces, una mirada a todo lo que se está haciendo mal para contribuir a bajar estas escalofriantes cifras que se pueden traducir en dolores y ausencias permanentes para las familias afectadas. Es significativo el daño que podemos ocasionar, de manera indolente, a quienes están dentro de los hogares, díganse ancianos y niños. No se puede bajar la guardia. No podemos seguir siendo permisivos.

Trinidad tiene fronteras con las dos provincias aledañas (Cienfuegos y Villa Clara), y sin bien los controles se mantienen, también están los que buscan burlarlos de una u otra forma y transitar de una a otra parte, a veces en un ir y venir que pudiera controlarse mejor.

Casi a las puertas de la etapa masiva de vacunación, aunque la vacuna en sí no nos salvará de enfermar si no nos cuidamos, y de un septiembre cuando debiera reiniciarse el curso escolar, cuestión bien dudosa asimismo, la conciencia de cada ciudadano no debe ser del color del pasto para apacentar ganado y, obviamente, desaparecer deglutida y digerida. Me niego a pensar así. Debiera ser, sí, como el verde, pero el de la esperanza.