Luis Yosiel Alonso Quezada: orgullo del enfermero que soy

Luis Yosiel Alonso Quezada, integrante de una de las brigadas del contingente internacional Henry Reeve, fue reconocido en México por su desempeño.
Luis Yosiel Alonso Quezada (Izq.), integrante de una de las brigadas del contingente internacional Henry Reeve, fue reconocido en México por su desempeño.

Un enfermero trinitario, integrante del Contingente Internacional Especializado en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve, da su aporte a la provincia de Guantánamo ante el actual rebrote de la pandemia

Por: Ana Martha Panadés Rodríguez

A Luis Yosiel Alonso Quezada le pesan el agotamiento, la añoranza por los suyos, la muerte que ha visto tan de cerca, pero aun así no flaquea y como ángel sanador acompaña a los pacientes en una de las salas de cuidados intensivos del Hospital Agosthino Neto de la provincia de Guantánamo, donde la COVID-19 pone zancadillas a la vida.

En Cuba aterrizó el pasado 19 de julio este enfermero trinitario para disfrutar de sus vacaciones después de seis meses en una misión de salud en México; y con tiempo solo para conocer el resultado negativo de su PCR, preparó nuevamente las maletas esta vez rumbo al territorio oriental. Su profesionalidad y humanismo desbordan las palabras y mensajes de audio que llegan a través de WhatsApp.

“Los primeros días fue impresionante ver el número de personas en estado crítico, los fallecidos, la agonía de los enfermos y los familiares porque no alcanzaban las camas, el oxígeno, pero enseguida nos integramos a los equipos de trabajo; el mío es maravilloso, todos somos uno, nos cuidamos, nos ayudamos y hoy los indicadores son más favorables en cuanto a la mortalidad y la recuperación de los pacientes.

“Recuerdo todavía el momento en que le dije a mi madre que la misión no había terminado; es difícil estar lejos de la familia, exponerse al virus, trabajando en turnos de 24 horas, soportando el calor de los trajes y el cansancio; sin embargo, somos muy positivos, este es mi momento, me hice enfermero para salvar vidas y estaré aquí hasta que necesiten mis servicios.”

Y ha sido así en sus seis años de graduado desde que puso un pie en la sala de terapia intensiva del Hospital Tomás Carrera Galiano de Trinidad y la vida que toma aliento en monitores y madrugadas de vigilia le confirmó cualidades de un enfermero sereno, compasivo y altamente calificado; desde entonces sus instintos lo guían.

Luis Yosiel, enfermero intensivista de Trinidad que labora en estos momentos en Guantánamo.
Luis Yosiel, enfermero intensivista de Trinidad que labora en estos momentos en Guantánamo.

Al virus SARS-CoV-2 le ha plantado batalla en varias ocasiones. Luis Yosiel  recuerda su primera experiencia cuando integró el contingente espirituano  «Evidia Álvarez»,  que durante los primeros meses de la pandemia apoyó los servicios médicos en el Hospital Militar Manuel Piti Fajardo de Villa Clara y los cuidados que prodigó a la paciente Yaquelin Collado, la enfermera de Caibarién: “yo estaba como jefe del equipo en la terapia intensiva y fuimos nosotros quienes logramos su egreso; ella siempre agradeció la atención del personal sanitario de Sancti Spíritus y de Santa Clara, fue un símbolo para todos nosotros”.

Con estas credenciales el joven enfermero se ganó su puesto en la brigada Henry Reeve y en enero de este año se estrenó como colaborador de la salud en un centro hospitalario de la capital mexicana. No resultó nada fácil adaptarse al sistema de trabajo, pero su humildad y excelencia en el desempeño le abrieron todas las puertas y le extendieron el contrato de tres a seis meses.

“Hay una historia que me marcó mucho, la de un paciente joven acoplado a una máquina de soporte vital, pero consciente. Se mostraba muy ansioso, no podía hablar, sin embargo, logramos mantener la comunicación con él. Ante el personal cubano su rostro cambiaba, sonreía, se notaba una mejoría en su estado y hasta logramos desacoplarlo en algunas ocasiones. Después de dos meses falleció; fue muy duro porque pensé que iba ser uno de nuestros logros.”

Todavía lamenta Luis Yosiel la muerte de este, joven víctima del nuevo coronavirus, pero le reconforta la confianza que mostró hacia los profesionales cubanos; también agradece las experiencias que ganó en su primera misión, toda una escuela para el enfermero trinitario con solo 30 años de edad.

“Esas lecciones las he puesto en práctica en Guantánamo, sobre todo el trabajo colectivo; cuando el equipo médico y de enfermería se unen salen cosas maravillosas, esa es la esencia de la medicina, todos los profesionales en función de un mismo propósito. Amo mi profesión, desempeñarme como enfermero intensivista; la mejor manera de agradecer mi formación a la Revolución es permanecer aquí salvando vidas; lo volvería a hacer.

“La muerte entristece; además me siento agotado, con mucha tensión para poder cumplir todas las medidas y evitar el contagio, eso te cansa psicológicamente, pero hasta que mi pueblo me necesite voy a estar dando lo mejor de mí, orgulloso de la medicina cubana, haciendo honor a mis profes, a mis amigos, a mi familia; mi mayor recompensa es que ellos sientan orgullo del enfermero que soy.”