La conocida secundaria básica urbana trinitaria trueca su quehacer educativo en función de atender a pacientes en vigilancia o bajo tratamiento contra la COVID-19
Por: Ana Martha Panadés Rodríguez
Desde su apertura como centro de atención a pacientes, la escuela secundaria Pedro Lantigua – conocida como 1200- asumió roles para los cuales no estaba preparada. De educadores, su colectivo de trabajadores aprendió de protocolos sanitarios que no pueden descuidar mientras limpian o entregan la comida en Zona Roja.
En la institución escolar se prepararon baños y aulas para garantizar un mínimo de condiciones a los enfermos que requieren el ingreso para la vigilancia o el tratamiento contra la COVID-19. Sobre la marcha se rectifican deficiencias y se escuchan las insatisfacciones de los pacientes, quienes reiteran la mala calidad en la elaboración de los alimentos.
“La carne de cerdo tenía mucha grasa”- dice al equipo de prensa una de las pacientes, mientras del cuarto piso, se asoma un trinitario para agregar que “estaba salada y por lo general la sirven fría”.
Pero cuando indagamos sobre la atención médica, las opiniones coinciden en que no tienen quejas de los doctores espirituanos, integrantes de la avanzada del Contingente Henry Reeve que llegó al municipio de Trinidad con el propósito de aliviar la tensión de la red asistencial. La doctora Glenia Fernández Pedraza, coordinadora de la institución, reconoce el vital apoyo de estos colegas.
“Contamos con tres equipos médicos de la provincia de Sancti Spíritus, con cinco galenos cada uno y dos enfermeras del territorio. Eso ha permitido asegurar el seguimiento y evolución de los pacientes; se les hace un pase de visita en el horario de la mañana, al mediodía le corresponde al personal de enfermería y en la tarde vuelven a entrar los médicos. “
En la institución escolar, que añora la algarabía de los estudiantes y las lecciones de los profes, se encuentran hospitalizados 101 pacientes, 69 en condición de sospechosos y 32 positivos al virus SARS-CoV-2. En estos momentos cuentan con cobertura de medicamentos, como el Interferón, analgésicos, aspirina; “y en los últimos días el paciente que ha necesitado tratamiento con antibiótico lo ha tenido”, agregó la doctora Glenia.
Otra mejoría evidente si de atención médica se habla, resulta la evaluación que tres especialistas en Pediatría del Contingente Henry Reeve realizan a los pacientes en edad pediátrica sobre diagnóstico, factores de riesgo y estado clínico.
El doctor cienfueguero Miguel Pulido accedió a compartir detalles sobre el protocolo con este grupo poblacional: “Los trece menores ingresados en el centro reciben tratamiento con interferón, que puede cumplir tres dosis, en dependencia de la evolución y el resultado del PCR y de la clínica que vayan presentando; pero por suerte todos evolucionan de manera favorable.”
En otras provincias cubanas este especialista ha trabajado con la misma entrega y vocación que hoy devuelven la sonrisa a los niños trinitarios. Solo quiere como recompensa la tranquilidad de los padres y que bajen las cifras de contagios en estas edades, especialmente vulnerables.
Al sector de la Educación también le toca crecerse. José Enrique Rio de los Santos, profesor de la ESBU Pedro Lantigua, asimila las lecciones de la Covid: “Hemos tenido que trabajar como pantristas, camareros, ayudar en la distribución de medicamentos, a los pacientes le hacemos llegar lo que traen los familiares, siempre cumpliendo los protocolos.”
Después de subir y bajar las escaleras tantas veces en un día que hasta pierde la cuenta, el joven se sobrepone a todo: “Llevo siete misiones cumplidas en otros centros del municipio; me siento muy comprometido con esta tarea y complacido por la gratitud de los pacientes, mi premisa es transmitirles apoyo, confianza y esperanza en que vamos a vencer esta batalla.”