Por: Ana Martha Panadés Rodríguez
La comunidad internacional dedica el Primero de octubre a los adultos mayores; pero a ellos debemos consagrarle todos los días. El virus SARS-CoV-2 ha demostrado cuán frágiles y vulnerables son nuestros abuelos, indefensos ante la enfermedad, casi siempre con patologías asociadas y obligados a un confinamiento que les borra la sonrisa y les acorta la esperanza.
Asumir el nuevo escenario es un ejercicio verdaderamente complejo para la mayor parte de los ancianos, quienes debieron acostumbrarse de manera urgente e inesperada, a un aislamiento sin fecha límite. La política del Estado cubano los tiene en cuenta, pero a la hora de la implementación de esos programas –en el municipio- no siempre han contado con el acompañamiento y el apoyo. Y eso no enorgullece.
Felizmente, hay historias que conmueven, como la de los estudiantes universitarios encargados de proveer alimentos y medicinas a las personas de la tercera edad en los primeros momentos de esta batalla contra la Covid; la de los médicos o enfermeros que sanan con una sonrisa y un trato amable, o la joven de la cola que les cede su lugar para que regresen pronto al refugio más seguro, la casa.
Los abuelos recordarán los meses de confinamiento hogareño, sonrisas ocultas y besos prohibidos; buscarán la mascarilla que guardaron con celo, mostrarán alguna foto con médicos «disfrazados» de astronautas salvando vidas y presumirán en sus brazos la huella de un pinchazo que les devuelve la esperanza.
Porque eso ha sido Abdala en Trinidad, una montaña de amor y entrega de los científicos para que los sueños y los abrazos no sigan aplazados, para que nuestros mayores retornen a sus rutinas, a la quietud de sus días, pero sin los sobresaltos del virus y sus complicaciones.
Como grupo más vulnerable frente a la Covid, las personas de la tercera edad requieren un cuidado extra de la familia. Cuba aspira a inmunizar a toda su población en noviembre próximo y la nueva normalidad anima a algunos y asusta a muchos. Seamos responsables y conscientes para que nuestros mayores también sean vencedores de esta batalla.