Reorganización de la red pediátrica, entre los aciertos para el enfrentamiento a la pandemia en Trinidad

En el Hospital Pediátrico permanecen los niños menores de un año (Foto: Ana Martha Panadés)

Por: Ana Marta Panadés Rodríguez

La reorganización de la red pediátrica resultó uno de los aciertos del renovador enfoque para el enfrentamiento a la Covid en el municipio de Trinidad, lo que permitió disponer siempre de las capacidades para el ingreso de pacientes positivos y sospechosos, así como de su atención médica.

La estrategia se puso en práctica con la llegada del equipo de pediatras procedente de Cienfuegos, miembros del Contingente Internacional Henry Reeve; ese refuerzo imprescindible que ha logrado cambiar el curso a la pandemia en el sueño territorio, pese a que aún vive complejidades epidemiológicas.

Así, en La Boca las villas Costa del Sol y La Arrocera, convertidas en hospitales, se habilitaron para recibir a los pacientes mayores de tres años, con más de 120 capacidades, sin contar la del adulto acompañante. En la cabecera municipal el círculo infantil Tierno Amanecer recibe a los pequeños entre uno y tres años, y en las salas del Hospital Pediátrico permanecen los lactantes.

Equipo de profesionales de la Salud en el círculo infantil Tierno Amanecer, uno de los Centros de Atención a pacientes en edad pediátrica (foto: Ana Martha Panadés)

“Los primeros días fueron complejos – recuerda Fernando de la Mora Martín, Residente de tercer año de Pediatría-  pero hoy funciona de manera óptima y permite la seguridad en la atención médica, además de la confianza que manifiestan los padres. Ellos también reciben seguimiento por parte de los especialistas de Medicina General Integral.”

Con apenas 29 años, al doctor Pulido, especialista en Pediatría, le quedan a la medida responsabilidades y desafíos desde que la profesión le puso la prueba más difícil: atender a los primeros niños positivos en su natal Cienfuegos y sanarlos con la ciencia y esa ternura tan suya cuando menciona lo especial de sus enfermos: “Lo que más reconforta es la alegría contagiosa de ellos, el deseo de abrazarte, de jugar, de hacerse una foto contigo, sin pensar en protocolos ni contagios”.