Educación, teleclases y reinicio del curso escolar

Cercano el reinicio del curso escolar, la familia tiene la obligación de prepararse de manera que sea un proceso fluido, luego de muchos meses sin clases presenciales

Por: José Rafael Gómez Reguera

Tras muchos meses de inactividad, y atendiendo a la mejoría de las condiciones higiénico-epidemiológicas, Trinidad se acerca al reinicio del curso escolar con clases presenciales. Serán momentos especiales por el reencuentro entre compañeros, maestros y la familia en general, de manera que se pueda pasar revista a los contenidos esenciales y pueda concluirse exitosamente la etapa 2020-2021 y dar paso, posteriormente, el nuevo período lectivo.

Estos meses han mostrado la estrecha unión entre colectivos pedagógicos, padres y demás familiares. Nancy Ortiz Medina, maestra de la primaria República de Cuba, es de esas que, amor de por medio, conocimientos y mucha dedicación, no ha cejado en el empeño de que sus pupilos salgan adelante. Para ello ha combinado algunas actividades en la escuela con visitas “siempre tomando las medidas adecuadas” y su grupo de Whatsapp. Las que se han desarrollado cara a cara son “porque hay algunos que no pueden acceder a las redes sociales por diversas causas, o por características propias, requieren de ese apoyo del educador a su lado. Y eso, para ellos, es insustituible”-dice con el orgullo de quien acumula muchos años de labor y sabe lo que pudiera resultar imprescindible en cada ocasión.

“Creo que el ejemplo es decisivo para con los alumnos y sus padres. Ellos se dan cuenta de lo que uno hace, del esfuerzo, y eso es importante. Lo hago porque es lo que me corresponde. No hay nada extraordinario en ello”, añade con la humildad que le caracteriza quien ni siquiera vive en la ciudad (reside en el poblado de Sanguily), y nunca llega tarde a la escuela. “Ser puntual y cumplir con mis obligaciones por un lado me hace sentir orgullosa, pero por otro, obliga a los pequeños a hacer lo mismo”, refiere con tremenda naturalidad, luego de años y años recorriendo ese largo trayecto en lo que sea, lo mismo en un carro cómodo que en un tractor, o a pie.

Ahora, cuando se acerca la etapa de clases presenciales, tras seguir de cerca las teleclases, no duda en reafirmar la importancia de la comunicación. “He estado en contacto con cada familia a través del teléfono celular, o de nuestro grupo de Whatsapp. Este último me ha permitido enviar actividades, revisar las tareas encomendadas, aclarar dudas… Me envían fotos de los ejercicios y yo voy evaluando y aconsejando de manera personal, por los chats privados”.

“Los muchachos –y reafirma con esta palabra el inmenso cariño que tiene por sus pequeños de tercer grado, a punto de pasar al cuarto-,  han respondido muy bien, con la ayuda de sus familiares. No tengo quejas. Rara vez hemos tenido dificultades con las clases por televisión. Las más han sido por alguno enfermo, algo muy puntual, o por los fallos de la electricidad. Y cuando esto sucede, los que pudieron grabar el programa comparten fotos de los ejercicios, lo orientado como estudio independiente… Y cuando hay dudas, me llaman y se las aclaro”.

¿Y qué piensa de las teleprofesoras de Lengua Española y Matemática?

“Son muy buenas y profesionales. Tienen una voz muy dulce. Todo fluye bien y eso se agradece, porque mis alumnos entienden lo que se les explica, sean repasos o cuestiones nuevas, que, desde luego, yo tendré en cuenta cuando ya estemos de nuevo en el aula”.

¿Deseosa de reencontrarse con sus alumnos?

Y salta con el rostro iluminado: “¡Claro que sí! No imagino mi vida sin el aula, sin esas horas que a veces pasan volando aunque los demás no lo vean así, sin ese bullicio de la escuela… Serán momentos de fuertes emociones, de contarnos qué hemos hecho en estos duros meses de enfrentamiento a la pandemia, de cómo sobrellevaron la enfermedad los que tuvieron COVID, y de la fuerza para sobreponerse a esos instantes tan difíciles, incluso, a pérdidas de personas de la familia… Yo lo imagino y me emociono, se me salen las lágrimas… así que ese primer día, uno tendrá que controlarse, porque hay que enseñar. Eso es lo primero”-dice, y sigue arreglando sus libros, como si lo siguiente que fuera a decir fuera un “Buenos días. Hoy vamos a conocer…”