Serafín Sánchez Valdivia, el valiente y sensato mambí

El 18 de noviembre de 1896 cae en combate en el Paso de las Damas, cerca del río Zaza, Serafin Sánchez Valdivia, el General de las Tres Guerras por la independencia de Cuba

Por: Rafael Novoa Pupo

Fruto del matrimonio de José Joaquín Sánchez Marín e Isabel María de Valdivia y de Salas, Serafín Gualberto Sánchez Valdivia, fue un General de las Tres Guerras por la independencia de Cuba, a quien su temple le deparó un lugar cimero en la historia de Cuba.

Con apenas 22 años de edad, Serafín se alzó al frente de 45 hombres armados de escopetas el 6 de febrero de 1869 en la finca Los Hondones, en la zona de Bellamota, perteneciente a la demarcación espirituana. Gracias a sus hazañas en los campos de Batalla, en algunas marcadas con heridas en el cuerpo, le permitieron transitar desde la categoría de teniente, hasta la de Mayor General.

A sus excepcionales cualidades de guerrero mambí, y gran sensibilidad humana, se les unieron también las de maestro, al enseñar a leer y escribir en los campamentos insurrectos a campesinos y esclavos liberados.

Serafín Sánchez luchó bajo las órdenes de importantes jefes militares como el Mayor Ignacio Agramonte y Máximo Gómez, por solo citar dos ejemplos, cruzó en varias ocasiones la peligrosa trocha de Júcaro a Morón, y participó en más de 120 combates contra el ejército español.

Si bien es cierto que ya con el grado de Coronel depuso las armas en 1877 y se acogió al Pacto del Zanjón, es meritorio destacar su vuelta a la manigua redentora en 1879 durante la fallida Guerra Chiquita, y su negación a capitular a pesar del fracaso de la contienda. Por sus méritos, Calixto García lo ascendió en ese año a Mayor General.

Su partida hacia el exilio no mermó su amor por la patria, por eso apoyó a Maceo, Gómez y Martí en la organización de la Guerra Necesaria, y luego se vinculó a la expedición de la Fernandina, que, aunque fracasó, demostró la voluntad de los patriotas cubanos de reiniciar la lucha, y por eso cabalgó de nuevo por los campos de Cuba.

El 18 de noviembre de 1896, fue un día de duelo para el ejército mambí. La República, que en su encabezamiento se identificaba como Periódico Revolucionario de Las Villas, en su edición del 30 de noviembre de 1896 sintetizaba la consternación de las tropas insurrectas cubanas por aquellos días cuando en uno de sus artículos reflejaba: “Dolorosamente impresionados, por la muerte de uno de nuestros guerreros más ilustres, el General Serafín Sánchez, acaecida en el campo de batalla el día 18 del actual, la Redacción de La República comunica al pueblo de Cuba tan infausta nueva, y se asocia al sentimiento de general, tristeza que embarga los ánimos”.

A 125 años de su caída en combate, nada mejor que Martí para definirlo cuando expresó: “El General Serafín Sánchez es digno del amor de los cubanos por el valor que ha empleado con su servicio, por la dignidad con que vive en el destierro del trabajo de sus manos, y por la pasión republicana que le dirige el brazo heroico. He aquí un buen ciudadano”.

También en otra ocasión, el apóstol de la independencia escribió: “De sólidos méritos y limpio corazón (…) el valiente y sensato cubano Serafín Sánchez. De soldado se anduvo toda Cuba, y adquirió gloria justa y grande. Es persona de discreción y de manejo de hombres, de honradez absoluta, y de reserva, y (…) tiene de columna hasta la estatura”.

En tanto, el General en jefe del Ejército Libertador Máximo Gómez, igualmente resumía la amargura por la pérdida irreparable del paladín al expresar: “Si la fe en el triunfo de la Revolución hubiera podido morir con un hombre, habría muerto con el General Sánchez”. (Con información de Juventud Rebelde y Fiscalía General de la República).