Este jueves fue recordada la heroica acción que pretendía tomar la ciudad de Trinidad, y en la que cayeron, además de Carlos Echenagusía Peña, los jóvenes revolucionarios Anastasio Cárdenas, Agustín Bernal, Piro Guinart, Francisco Cadahía
Por: Ana Martha Panadés Rodríguez
Víctor Echenagusía Peña todavía se le quiebra la voz cuando evoca la muerte de su hermano: “Su cuerpo fue llevado por las fuerzas del ejército y tirado en el cuartel militar donde hoy están las oficinas del Partido Comunista; todo el día estuvo bajo el sol, sin una manta que lo cubriera, pero sus ojos estaban abiertos, denunciando después de muerto la crueldad de la dictadura”.
Era el 2 de diciembre de 1958 y el Ejército Rebelde, junto al Movimiento 26 de Julio y el Directorio Revolucionario Trece de Marzo, lanzaba su ofensiva final contra la tiranía que representaba el gobierno de Fulgencio Batista. El joven trinitario fue una víctima más del odio y la impotencia desatados por las fuerzas represivas que ya se sentían acorraladas.
Carlos Echenagusía Peña apenas tenía 23 años y muchos sueños; estudiaba la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad de La Habana, pero le seducían además el Periodismo, el deporte, las artes plásticas, y en particular su patria, a la que había colocado en un altar alentado por su abuelo, Raymundo, un veterano de la Guerra del 95.
De esos amores conocieron hoy los alumnos de la escuela secundaria que lleva su nombre, quienes escucharon emocionados el testimonio de su hermano, el destacado investigador, al evocar la intensa vida del joven, fundador junto a otros compañeros de la primera célula del Movimiento del 26 de Julio en Trinidad, y tambiénsu muerte, a manos de la tiranía batistiana.
Al homenaje en la tarja que recordó el coraje del joven trinitario y su participación en importantes y riesgosas misiones asistieron autoridades del Gobierno, combatientes de la Revolución Cubana, profesores y directivos del sector de la Educación y trabajadores del turismo y de la Sucursal Caracol.
En las acciones del 2 de diciembre también entregaron sus vidas Anastasio Cárdenas, Agustín Bernal, Piro Guinart y Francisco Cadahía, a quienes se les rindió tributo y se reseñaron los hechos que resultaron antesala de la batalla definitiva por la liberación de la ciudad, el 30 diciembre de 1958, por tropas al mando del Comandante del Ejército Rebelde, Faure Chomón Mediavilla.
