Los Gallos espirituanos llegan a las semifinales, ahora ante los Cocodrilos de Matanzas
Por: Joaquín Gómez Serra
Tarde lluviosa en el estadio José Antonio Huelga. Las gradas del Coloso están inundadas de un público que ansía la victoria de sus Gallos en el séptimo partido del play offs frente a los Vegueros de Pinar del Río. Ocho cuartos de finales ansiando el pase entre los cuatro, sin lograrlo.
Pero como dice el refrán “tanto va el cántaro a la fuente hasta que se rompe”, llegó el día. Se rompió el maleficio y los Gallos de Eriel Sánchez en una remontada épica se fumaron bocanada a bocanada los cuatro tabacos Vegueros que necesitaban para llegar a las semifinales, ahora ante los Cocodrilos de Matanzas.
Sin temor a equivocarme el público asistente al Huelga nunca había disfrutado tanto un triunfo de nuestros Gallos, como este del 3 de junio. Fecha que se escribirá en la historia porque estos jóvenes peloteros nos hacen soñar.
Y en jornada de ensueño, en una victoria colectiva, tres peloteros de Trinidad se vistieron de héroes. Fueron ellos, Dismany Ortiz, Yunier Mendoza y Rodolexis Moreno.
En el partido de la vida o la muerte, el zurdo Dismany Ortiz rompió el hielo con un cuadrangular que levantó los ánimos y preparó la remontada al poner el marcador 3 carreras a dos, aguándole la fiesta al lanzador pinareño Erlis Casanova que tuvo la batería espirituana congelada hasta ese momento, que con hombre en primera el muchacho de la Villa Patrimonio de la Humanidad, enseñando su nuevo corte de pelo y su look pintado de azul, a fuerza de muñeca despedía la esférica.
Más tarde llegó el momento de la “regadera” trinitaria, el mítico Yunier Mendoza, en el slump ofensivo más larga de su carrera deportiva, se fajó a fouls hasta dar el hit de oro que puso encima a su equipo y se sacudió su mala racha de postemporada.
Y no quiero dejar a un lado al Rodo Moreno, ese muchacho pequeño, pero corajudo, fildeó en tercera base todo lo que quiso, y en un momento donde los Vegueros amenazaban con aumentar la ventaja, que hasta ese instante era de 3 carreras a cero, “pescó” tirándose de cabeza hacia encima de la almohadilla de tercera una línea que levantó a las gradas, que lo ovacionó con delirio.
Y como dice el dicho cubano se sufre, pero se goza. Qué sería de nuestro pueblo si la pelota no viviera en nuestras raíces, y se llevará en nuestro ADN, razón por la cual es Patrimonio de la Humanidad.
Este fue también el play off de Yunior Ibarra, inmenso como siempre a la defensa, inusualmente desbordado a la ofensiva; el de Rodolexis Moreno y Daviel Gómez, con su vigor en el terreno y el bateo necesario, tanto como el de Yoandy Baguet o el del útil emergente Lázaro Viciedo, o el cerrojo pitcher trinitario Yanieski Duardo.
Y dejo para el final al “héroe” grande de la batalla, el lanzador relevista Yankiel Mauri. Llegó precedido de actuaciones muy malas, y con el marcador 3 a cero, se subió a la colina de los martirios del Huelga, y cerró el home plate de unos Vegueros combativos que no pudieron con la esperanzas, y los “pantalones”, primero de un Yuén Socarrás que el día anterior les había ganado el tercer partido consecutivo del play offs, y de un Mauri, que los remató en la raya final, del séptimo partido.
Y tras el out 27, explotaron las emociones, Mauri lloró, el agua voló desde el banco yayabero, y el gritó de un pueblo estalló eufórico por la victoria, la cual se consumó en el parque Serafín Sánchez, donde un mar de personas se dieron cita para celebrar este alegrón que nos hace soñar en grande.
Ya estamos entre los cuatro grandes de la pelota. Ya reeditamos el metal bronceado de hace tres campañas, pero como tienen interiorizados cada uno de estos nuevos Gallos, vamos por más. Tiemblen Cocodrilos que la tropa de Eriel va a la toma de la Atenas de Cuba.