Flota langostera de Casilda en zafarrancho de combate

Parte de la flota langostera antes de su primera salida al mar después del levante de veda del crustáceo. Fotos: Juan Carlos Naranjo.
Parte de la flota langostera antes de su primera salida al mar después del levante de veda del crustáceo. Foto: Juan Carlos Naranjo.

Antes de su salida, las embarcaciones recibieron diferentes acciones de reparación en correspondencia con la disponibilidad de recursos

Por: Ana Martha Panadés

La flota que regresa a las aguas tras el levante de veda de la langosta en la Unidad Empresarial de Base Pescasilda lo hace en un estado técnico aceptable. Los pocos recursos limitaron el alcance de los trabajos de reparación a las embarcaciones, ejecutados también a pulmón.

Lo reconoce José Ramón González González, jefe del área técnica naval, quien destacó el esfuerzo de los especialistas de los talleres de mecánica y carpintería en la búsqueda de alternativas, además del apoyo de los tripulantes en la etapa final de las labores.

Esa fue la fórmula que salvó al Ferrocemento 90 y lo devolvió a los mares. “Es uno de los barcos que trabaja en aguas profundas y su estructura sufre mucho los efectos de la oxidación. Anteriormente una intervención de esa envergadura se realizaba en los astilleros de Cienfuegos o Matanzas, pero por primera vez se asume en Casilda por la experiencia de quienes se desempeñan en el área técnica.

El Ferrocemento 90 fue reparado en más del 55 por ciento de su estructura fuera del agua.
El Ferrocemento 90 fue reparado en más del 55 por ciento de su estructura fuera del agua. Foto: Juan Carlos Naranjo.

“La reparación abarcó más del 55 por ciento de la estructura a partir de la obra viva sumergida en el agua, o sea la cubierta, parte del casco y los camarotes con los materiales que tuvimos a mano, como el acero, la malla, arena y cemento. Los trabajos fueron certificados por el Registro Cubano de Buques”, explicó el jefe del taller.

Los meses previos a la captura del crustáceo se aprovecharon también para la fabricación de pesqueros, aunque en número limitado —solo 30 por embarcación—, pues la carencia de combustible impidió el traslado de las jatas contratadas con la Empresa Forestal de Camagüey.

La flota trinitaria, asentada en Casilda, la integran ocho barcos langosteros, dos enviadas y un centro de acopio que ya operan en las zonas de pesca cayos Machos de Afuera y cayo Bretón. En esta primera salida tiene como propósito acopiar más de 57 toneladas del crustáceo en dependencia de las condiciones del tiempo y el comportamiento de la especie, uno de los renglones exportables de la economía espirituana.

José Michel Vidal, jefe de Producción de Pescasilda, agregó que tanto los buzos con experiencia como los jóvenes que se estrenan en esta faena fueron sometidos a los chequeos médicos de rutina, pues la captura de la langosta se realiza a pleno pulmón y requiere de un estado óptimo de salud.

La propia tripulación de las embarcaciones se sumó a las labores de reparación. Foto: Juan Carlos Naranjo.
La propia tripulación de las embarcaciones se sumó a las labores de reparación. Foto: Juan Carlos Naranjo.

Durante la primera etapa de extracción, en los meses de enero y febrero de este año, se sobrepasaron las 40 toneladas, cifra que aporta al plan anual que asciende a 172. En la nueva campaña que recién comienza, y de acuerdo con directivos de Pescasilda y de los propios langosteros, las condiciones técnicas de las embarcaciones van a garantizar un nivel favorable de captura de la llamada Reina del Caribe. (Tomado de Escambray).